miércoles, 27 de mayo de 2009

El cómic de agosto

Todos los meses de agosto durante casi doce años he dibujado un cómic en Lornís. Este cómic está ambientado, por así decirlo, en la Edad media, pero una Edad Media peculiar, y con un lenguaje mezclado entre el argot, la lengua medieval, el gallego y esa variedad macarrónica del gallego y el castellano llamada "castrapo". Los héroes son los siguientes: Godofredo de Budián, héroe tontorrón, ingenuo y enamoradizo (es el que va a caballo en la viñeta, con casco teutón); el caballero de los sedosos cabellos, Estanislao de L'Oreal: él lo vale (es el que sujeta una botella en la mano y que luce el logotipo de Nike), un tipo tope sexi y valeroso; el miembro más enigmático, incomprensible y odioso, El Inefable Visentín, un mexicano de Sonora que dice frases como: "Pinacate con huipil no hase insecto padre"; y por último la inigualable, la súpersexi, la deseada Leidi Madia Leva, mujer capaz de hacer un trío hasta con los Hermanos Malasombra. Estos cuatro personajes configuran un grupo legendario: La Compañía del Bote de la Mielda, muy similar a la Compañía del Anillo en espiritu, que no en cuerpo. Todos héroes necesitan un supervillano; este es el inefable, corrupto y sensual Ludovico el Enrollao, señor de Pinheiro, que aparece en la viñeta disfrazado de procónsul romano, aguardando a que las zagalas pasen por su tálamo; su divisa es: "Nunquam fecit colam ad pulpum", es decir, que alardea de nunca haberse puesto a hacer cola en los puestos de pulpo de las ferias populares del rural (¡qué macho!). Las aventuras son un canto al absurdo y la sinrazón. En realidad son un pretexto para sacar a la luz "marrones" de mis cuñados, los Pedrido, o poner en la palestra las últimas coñas del verano, siempre bromeando sobre secretos o historias legendarias de miembros de la familia, claro. En fin, que no es un cómic para cualquiera, es decir, que nadie entendería ni jota si no conociera la hsitoria intrínseca de mi familia política, pero que le debía una entrada en el blog por las horas que me ha hecho reír cavilando sobre qué chorradas poner, y por ver las risas de los demás cuando identifican el origen de la parodia.
Gracias, Estanislao, por tener un cabello con tanto volumen; gracias, Godofredo, por ser tan atontado; gracias, Leidi Madia, por ser tan "sorra"; gracias, Visentín, por tus pláticas iconoclastas; y muchas gracias, Ludovico, por tu prestancia, tu talante, tus corruptelas y tu virilidad ultrasensual.

(A Manolo y Fernando, ellos que entendieron lo de "aquesta estancia llena de pedruscos hasta enriba")











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