jueves, 26 de febrero de 2009

La maza

Qué fácil es hablar desde un despacho enmoquetado (como hizo Ibarretxe) y exigir a la gente una sangre fría que es difícil poseer cuando has aguantado, primero, el acoso constante, el vacío social y las amenazas de muerte a tu padre, concejal socialista en un pueblo pequeño del País Vasco, y después, que unos descerebrados pongan una bomba que destroce tu casa recién amueblada. Sé que la venganza no es el camino, que tomarte la justicia por tu mano nunca lleva a buen lugar... pero, igual que los dirigentes del PP y PSOE en el País Vasco, comprendo su reacción. Arzallus, ese personajillo engendrado en el carlismo más ultramontano, había achacado años atrás a los políticos del PP y PSOE su "poca virilidad" cuando estos exigían protección contra las amenazas y los ataques con intenciones mortales de los de siempre. ¿Le parecerá suficientemente viril a Arzallus lo que hizo Emilio Gutiérrez? No, seguro que a él le parecerá una aberración, o una provocación del españolismo, algo así. Emilio Gutiérrez, en un momento de enajenación, se vio desbordado por el pasado y el presente, y su reacción humana fue destrozar la herriko taberna a mazazos. Dicen que los héroes se nutren de momentos de locura transitoria. Para mí, este hombre es un héroe, pues ha hecho lo que miles y miles de vascos han deseado hacer durante treinta años, ha encarnado el espíritu colectivo de un pueblo. Gutiérrez ha tenido que dejar Lazcao (como todo héroe que se precie), y es el objeto de las amenazas ahora. Pienso en Salman Rushdie, condenado a muerte por los fanáticos, o en Saviano, condenado por los mafiosos: ETA y sus títeres cobardes y repugnantes consiguen aunar mafia y fanatismo, ¡qué logro!.
Parece mentira lo relativo que es todo: destrozar edificios de viviendas, hipermercados, sedes diversas, bancos, extorsionar, secuestrar, asesinar... todo es peccata minuta (o, como decía el presidente de la S.D. Compostela, "pataca minuta") comparado con cargarte la barra y el tirador de cañas de una taberna proetarra. Bueno, eso denota su sistema de valores y su grado cultural. Lo siento mucho por Gutiérrez, por lo mal que lo va a pasar, y me solidarizo con él por su rebelión. Es el primero que osa hacer algo así. Ojalá se multipliquen los Gutiérrez por el País Vasco, y acaben destrozando a mazazos esos mugrientos locales destinados a esparcir odio y muerte. Desde aquí, Emilio, mi saludo y mi agradecimiento, de todo corazón, por tu valor, por hacer realidad los sueños de la mayoría de los vascos, por hacerles disfrutar de unos instantes de alegría y desquite.

domingo, 22 de febrero de 2009

Las esculturas de Míllara


Quique Pedrido (en la foto), cuyo nombre artístico es "Míllara", crea esculturas desde hace muchos años. Empezó por el barro, y poco a poco fue añadiendo a este otros elementos, como el bronce; en su etapa más reciente crea lo que yo denomino cuadros escultóricos , y también pequeñas figuras de bronce que me recuerdan a Giacometti. En la ardua tarea de poner etiquetas a una obra, Quique se inscribe dentro de la figuración abstracta. La cuestión es que la obra de Quique Pedrido es plenamente democrática e intergeneracional, ya que gusta a gente de todas las edades, a gente de gustos y orígenes muy diversos, lo cual, sumado a la calidad de su obra, se debe considerar arte, aunque no la definición del arte de ARCO o demás zocos u oráculos de hoy en día. ¿Cuál es el problema entonces? Pues que en estos tiempos para lograr algún triunfo en este mundo absurdo del arte, tal vez Quique debería añadir a las esculturas de barro, pues... no sé, por ejemplo, ojos de gatos sarnosos, placentas de murciélago y fragmentos de prótesis dentales; y tal vez, si quiere que un día subasten sus obras en Christie's, debería hacer instalaciones; aquí mismo le propongo una que se titule así: "Carnival broth remains: variations" (traducido: "Restos del cocido de carnaval: variaciones"); en esta instalación veremos una mesa de formica con trozos de lacón mordisqueados, chorizos diseccionados, garbanzos hábilmente desperdigados por la mesa, y la mitad de una "cachucha" (la cabeza del cerdo) mirando fijamente al espectador. Otra opción sería un montaje multimedia titulado "Morning Turds 1/50" ("Zurullos matutinos 1/50"), en que cincuenta monitores mostrarían las deposiciones mañaneras de cincuenta personas procedentes de diferentes barrios de la ciudad. No dudo que la marchante más influyente de Nueva York, una tal Emily Van Buren, imaginemos, de rancia estirpe aristocrática de Nueva Inglaterra, afirmará: "Oh, dear, isn't it the ultimate?" ("Oh, cielos, ¿no es esto lo más?"). A partir de ahí su carrera se lanzará hasta la estratosfera.
Yo, por mi parte seguiré guardando como oro en paño esas obras de Quique de su período previo a convertirse en persona multimedia. Pero todo es broma. Quique nunca haría algo así. Quique eligió la aventura de poner al día el ancestral lenguaje del barro y el metal. Renunció a la espuma grasienta de ese arte profundamente estúpido que algunos gurús quieren hacer pasar por bueno, por imprescindible, cuando no cumple ninguna de las funciones del arte, la más importante de las cuales es la mera estética. Persistirá en ese camino que ha elegido, que no será el que le traiga la fama, pero que sí será, sin duda alguna, el camino más bello.(A Quique y María)

Cuidado con las pelis


Tengo un amigo que se toma el cine demasiado en serio. Después de ver "Marathon Man" nunca más volvió a un dentista, y así tiene los dientes, el pobre; tampoco se volvió a acercar al mar tras ver "Tiburón", y ni hablar de ducharse con la puerta abierta, no sea que un travesti asesino te mande al otro barrio. Pero después su vida se fue complicando: se negaba a tener relaciones con chicas ya que en toda película de terror que se precie siempre se los cargan cuando están a "ello"; por fortuna, una consiguió convencerlo: se casó, y cuando su esposa quedó embarazada, le asaltó el terror, pues había visto "La profecía", y pensaba que si era niño, sin duda sería el Anticristo. Nació el hijo, y hubo problemas para encontrar niñera, pues había acabado de ver "La mano que mece la cuna" (por cierto, la niñera SÍ que afirmaba que el niño era el Anticristo) . Por cierto, en caso de que tuviese alguna tentación con su explosiva secretaria Vicky, su mujer, muy hábilmente, le puso "Atracción fatal".
Llegaron más problemas en el trabajo: se negó a ir a las oficinas de su empresa, sitas en un rascacielos, pues un día repusieron "El coloso en llamas"; renunció al trabajo, y poco después renunció al coche, ya que, tras tantas y tantas películas de terror en que el que para a repostar en una gasolinera acaba muerto y devorado, decidió desprenderse de él. Vivían en la costa, y se mudaron al interior porque en la costa proliferan las gaviotas, y "Los pájaros" dejan una impronta difícilmente olvidable; pero en el interior vivía en una casa a varios kilómetros de un pueblo pequeño... y se acordó de "Perros de paja". Volvieron a mudarse. Ella lo abandonó, y él se dio al alcohol. Por fortuna había visto "Leaving Las Vegas", y lo dejó a tiempo. Un día recibió un paquete de su ex mujer. En él estaban las obras completas de Frank Capra y algunos musicales de Bollywood. Volvieron a vivir juntos. Ahora se ducha con la puerta abierta, nada en el mar, ha vuelto a comprar coche, trabaja en el rascacielos, es consciente de que su hijo es un delincuente pero no el Anticristo, y baila asiduamente con complicadas coreografías. Lo malo es que acaba de ver "El show de Truman"... y empieza a sospechar de todo y todos.

viernes, 20 de febrero de 2009

De una pregunta sobre "Dublineses"


Me preguntan si el final de la película "Dublineses" cambia en algo el relato, y debo decir que sí, ya que en el relato se hace patente el simbolismo de la nieve como mortaja, pero en la película se añade ese monólogo que verbaliza lo que pasa por la mente de Conroy. En mi opinión, el monólogo es un pleno acierto, por su poesía, su melancolía demoledora, su conciencia de lo inevitable.

Con respecto al comentario al blog, debo decir que "Dublineses" no es una de mis películas favoritas, pero sí que ese final me impresionó. Debo decir también que no soy muy amante de la literatura de Joyce, y que sus relatos no es que me emocionen, la verdad. Lo que pasa es que el relato "The Dead" tuve que estudiarlo a fondo, y, ya se sabe, cuanto más sabe uno de algo más cariño le va cogiendo; no obstante, nunca incluiría "The Dead" entre mis relatos favoritos. En absoluto. Creo que si alguien quiere leer colecciones de relatos francamente buenos, yo, en mi humilde opinión, recomendaría a botepronto, sin reflexionar mucho, los de Salinger, algunos de Truman Capote, por supuesto Borges y Rulfo, algunos de Cristina Fernández Cubas, los de Javier Marías y los últimos que he leído, que me han dejado gratamente impresionado: "Como una historia de terror" de Jon Bilbao.

martes, 17 de febrero de 2009

Los dublineses de Houston


Siempre es difícil y arriegado trasladar obras de la literatura al cine (recordemos la entrada relativa a "Los girasoles ciegos"). Pero cuando hablamos de un autor como James Joyce, la empresa es solo apta para suicidas. John Huston lo era: un tipo que vivía sobre un alambre y se atrevía con todo, no en vano era un jugador empedernido. Huston era la esencia del director total, pues así son los directores que en vez de conformarse con apegarse a un estilo o un género, saltan al ruedo y lidian con dramas, westerns, cine negro, comedias, aventuras, cine intimista, histórico, biopics... y no como algunos que invariablemente hacen la misma película, con los mismos tics. Solo salvo a Woody Allen de esta última categoría.
En el caso de "Dublineses" ("The Dead", es decir, "Los muertos", 1987), Huston hizo encaje de bolillos porque pocas veces he visto un relato menos apropiado o sugerente para tarnsformar en película. El cuento largo de Joyce relata la cena familiar de Navidad a la que acuden en Dublín Gabriel Conroy (Donal McCann) y su esposa Gretta (Anjelica Huston), y en la que Gabriel va sufriendo golpes menores, casi imperceptibles, que van minando su pretendida seguridad, hasta las escenas finales, cuando ambos regresan a su hogar, y donde Gretta se derrumba al ver nevar, y confiesa su amor de jovencita por un muchacho, Michael Furey, que falleció por permanecer una noche esperándola bajo un intenso frío. El amor perdurable y la culpabilidad de su mujer sobrecogen a Conroy, que en ese momento capitula ante las decepciones. Huston logra dar literariedad a la película con una voz en off que aún resuena en mis oídos, la sublima en esa escena postrera en que Gabriel Conroy, derrotado por la sombra de un joven cadáver, ve cómo cae la nieve, imagen de la muerte, y al ser consciente de la diferencia casi inaprehensible entre esa muerte y la vida, inicia un sensacional monólogo (del que rescato su parte final) en que nieve y mortaja se confunden, en que Conroy ve con clarividencia la verdad de su existencia:
"Cae la nieve sobre Irlanda. Cae sobre las llanuras centrales(...). Cae la nieve. Cae sobre ese cementerio solitario donde Michael Fury yace enterrado. Cae levemente a través del universo y levemente cae como el descenso de su propio fin, sobre los vivos y sobre los muertos".

Lo dicho. Quitémonos el sombrero por el gran John Huston.

lunes, 16 de febrero de 2009

Retrato-robot de un espectador de sobremesa

Si determinada publicidad va dirigida a determinados espectadores en una determinada franja horaria, este es el retrato-robot de los teleespectadores de la 1 en la sobremesa:

a) Tienen unos colchones más viejos que el jergón de Espartaco y se niegan a cambiarlos pese a que solo valen el precio de un cafelito al día.

b) Los hombres sufren de colesterol pero se hacen los suecos, mientras que sus mujeres e hijas acabarán por asesinarlos por su dejadez, y ahí se terminará el problema del puñetero colesterol. Y por cierto, por si no lo sabíais, el colesterol sí que es listo: tiene varios masters en atasco de arterias.

c) Ellas sufren unos problemas de tránsito intestinal tan descomunales que solo con unas sustancias que suenan a lenguas de serpiente hiperactivas pueden ir con regularidad al retrete; a lo que hacen allí dentro hoy en día se le llama "regularidad" o "ir bien", igual que antes se le llamaba "el momento All-Bran"; no sé que piensan de lo bien que van los que entran al baño después de ellas. Por cierto, a los hombres no nos parecen afectar estos problemas, y lo que hacemos cuando visitamos el baño parece ser algo radicalmente diferente, no sé... más maloliente, menos técnico, me temo.

d) Todos, ellas y ellos, tienen dentadura postiza que les creaba inseguridad social, pero gracias a un pegamento que ni el Loctite ya pueden comer cada vez más cosas, con más fuerza, ir a saraos, beber como cosacos y comer como Pantagruel.

e) Últimamente he detectado asimismo que una gran parte del sector femenino que ve la tele en la sobremesa suele hacerse varios test de embarazo al día, ya que hay nuevos dispositivos que te informan de los días del embarazo, el sexo del bebé y sus notas futuras en Tecnología de 2 ESO.

Pues bien, ya sabemos cómo empezar el día: nos levantamos relajados gracias al efecto memoria del viscolátex natura y damos gracias a jesusito por pagar a partir de 16 euros al mes; acto seguido, nos tomamos un Danacol para conseguir ser más listos que el colesterol; después, ahí va un Bífidus, y directos al váter sin pasar por la casilla de salida. Antes de salir de casa nos pegamos la dentadura con Kukident y nos ponemos a morder manzanas verde doncella como posesos; más tarde, tenemos una reunión social, seguros de nuestros dientes y de nuestra regularidad. No sé qué habrá ocurrido después, porque cuando volvamos, nuestra mujer se hará diez o doce tests de embarazo. ¡Bingo! está de cinco días y veintidós minutos, y tendrá la sonrisa del tío Liborio, las manos de la abuela Heliodora, la aerofagia de mamá Gertrudis, y acabará siendo asesor de imagen de Chávez en Venezuela.
Bendita publicidad, ¿qué haríamos sin ella? Pues palmar sobre un colchón desvencijado por una obstrucción arterial complicada con una intestinal, y otra estomacal, pues nos habríamos tragado la dentadura postiza y el dispositivo de tests de embarazo.

sábado, 14 de febrero de 2009

Mi querido Blueberry

No, Blueberry no es un dispositivo tecnológico.
De todas las series de comics que he leído, pocas o ninguna me ha gustado tanto como la serie legendaria del teniente Blueberry, creación de los geniales Giraud (guión) y Charlier, también conocido como Moebius (dibujos). Los escenarios de la serie son los del Oeste y el Suroeste de los EEUU, y los estados fronterizos de México, siempre, como ahora, muy permeables, si ahora a los espaldas mojadas, antes a la amplia familia de los indios apaches.Y lo más simpático es que conocí a Blueberry por una equivocación. El destino, sin duda.
¿Qué tiene de especial Blueberry? La documentación es espectacular, sin dejar resquicio para anacronismos: la historia fluye con hechos de la historia de los EEUU(Guerra de secesión, la Ruta de las Lágrimas o "Trail of tears", la construcción del ferrocarril, Wounded Knee, O.K. Corral...) y también personajes históricos (Cochise, Gerónimo, Ulysses Grant, Wild Bill Hitchcock, Custer...) engarzados en la vida de Mike Blueberry, un teniente desertor del ejércio sudista, de sangre medio india (Tsi-na-pah es su nombre en lengua india, que significa "Nariz Rota"), que acaba siendo corneta del ejército federal: mujeriego, borracho, pendenciero, parecidísimo a Belmondo, un poco guarro en higiene personal, extremadamente inteligente y frío, a no ser que se encuentre con la inevitable Chiuahua Pearl, que viene a ser como una prostituta de alto caché, de un sexi que ni os cuento.
Y no solo es eso: Giraud tuvo que estudiarse a fondo las costumbres cotidianas y lenguas de los indios, las estratagemas del rastreador, las tácticas bélicas de ambos mundos enfrentados, las ropas y los materiales utilizados en ambos, el urbanismo, el paisaje del Oeste... Todo verídico, sin lugar a gazapos, un Oeste real, muy del espíritu de películas como "Sin perdón". Igualito que la película "Troya" de Brad Pitt, vaya (sarcasmo maléfico).
La serie de Blueberry, pues, es un prodigio realizado por estos dos hombres cuyas historias son dignas del mejor guionista cinematográfico, altamente complejas, enrevesadas muchas veces, pero absolutamente creíbles y coherentes. Nadie debería dejar de leer sobre todo los doce volúmenes que se inician en "La mina del alemán perdido" y terminan en "El final del camino". Y las ilustraciones... Yo, que de pequeño deseaba ser dibujante de comics, y creía dibujar bien, cuando veo algunas viñetas panorámicas... qué decir. Charlier/Moebius es insuperable en su estilo, que fue depurando hasta el barroquismo de esos volúmenes citados. De hecho, Moebius es uno de los grandes del siglo XX en este arte del cómic.

Solo puedo concluir que doy las gracias por ese libro de Blueberry que me regalaron por error cuando tendría yo unos once años, "Tormenta en el Oeste", al que me costó acostumbrarme por su diferente estética con respecto a Astérix, Mortadelo, Tintin o El Jabato (y doy las gracias a mi hermano Jose por enseñarme a ver las virtudes del libro) pero que, como todo lo realmente bueno, como dice Quique González (en esa joyita titulada "Alhajita",valga la redundancia) "ha echado raíces que el viento no ha de arrancar".
Y por cierto, que nadie cometa el error de entrar al mundo de Blueberry a través de la infame película de Jan Kouna, "Blueberry. La experiencia secreta". Qué desperdicio, qué pena.

(A mi amigo Gonzalo Gay, que me surtió ampliamente de comics durante mi niñez, y a mi hermano Jose, por abrirme los ojos)

¿Por qué "tardes eléctricas"?

Si después de casi un año alguien se ha preguntado el porqué del título de este blog se lo explicaré.
Cuando era pequeño, durante prácticamente todo el mes de junio teníamos vacaciones. Y ni los padres ni los "educadores" se echaban las manos a la cabeza, por cierto (Empiezo el domingo tirando con bala). En casa esperábamos ansiosos a que llegase el 1 de Julio para poder ir de Ponferrada a Galicia, a la playa de As Sinas. Ese tiempo muerto lo utilizábamos yendo a la piscina del Club de Tenis, ya que mis padres eran socios. Una pscina, dicho sea de paso, que concentraba en sus aguas la mayor concentración de cloro mundial: salías blanco del agua. Pero muchas veces en aquel mes después del calor demoledor de la mañana, tras el mediodía se levantaban las nubes tormentosas. El cielo se ponía del color del grafito, e inmediatamente comenzaban unas tormentas espantosas, con rayos terroríficos y chaparrones torrenciales. Esas tardes ya no íbamos a la piscina. Nos quedábamos en casa, con luces apagadas y persianas bajadas para que no entrase aquel calor sahariano, tumbados en la sala oscura viendo aburridos programas de la tele, y yo con aquella sensación de irritación, de frustración, de tristeza sazonada de algo más, algo que no puedo explicar. Esas eran las tardes eléctricas de mi niñez.
Hace un año acabé una novela titulada así, "Las tardes eléctricas"en que una de las protagonistas sufría ese síndrome de la tarde eléctrica. Préstamo biográfico, por supuesto. Aunque, si fuera un crítico posmoderno, diría que fue el personaje creado quien influyó en mí. Qué gilipollez.
Sin embargo, bauticé el blog así dándole un nuevo giro al sintagma. Quise abandonar esa frustración, esa ira, y tomar el camino voltaico de la pasión por contar y por compartir, sin mucha corrección política ni muchas medias tintas, expresando lo que soy y cómo soy... eléctricamente.

jueves, 12 de febrero de 2009

Aquel otro baloncesto




Cuantos más partidos veo de la ACB o de la NBA más me reafirmo en mis convicciones: el baloncesto más divertido en España duró desde los 70 hasta principios de los 90, y en la NBA, murió con los enfrentamientos entre Magic y Bird. No obstante, sería estúpido no reconocer que tenemos la mejor generación de jugadores de la historia.
En España aprendimos el juego del baloncesto viendo jugar a un equipo en la Copa de Europa. Ese equipo era el Real Madrid, ocho veces campeón de Europa en esta sección, por si alguien no lo sabía. Aquel Madrid de Luyk, Ramos, cabrera, Cristóbal, Brabender, Walter Czczerbiak (en la foto, frente a Dino Meneghin), Rullán... Inolvidables eran los enfrentamientos con el Maccabi de Aroesti, Perry y Berkovitz, el CSKA de Eremin, Mishkin, Belosteny, el Bosna del inolvidable Delibasic... y sobre todo el Ignis (o Mobilgirgi) de Varese, aquel superequipo que contó con Raga, Bob Morse o... Dino Meneghin, nuestra bestia negra. Vi cuatro finales Madrid-Varese, dos ganadas y dos perdidas. De las ganadas, nunca olvidaré la de 1974, que ganó el Real Madrid por dos puntos (¿84-82?), y en la que se demostró decisivo un base jovencísimo, con 18 recién cumplidos, que, una vez eliminados Cabrera y Ramos, tuvo que echarse el equipo encima y anotar seis tiros libros al final, que resultaron decisivos. Ese joven era Corbalán, con permiso de Calderón, el mejor base europeo que he visto en mi vida. Corbalán, pese a la tremenda rivalidad, era aclamado cuando jugaba en Italia, y la prensa de ese país le llamaba "Il Maestro". Cómo han cambiado los tiempos, ¿verdad?
Otro duelo inolvidable fue el de finales de los 80 y comienzos de los 90 entre ese Real Madrid de Corbalán, Iturriaga, Jackson, Robinson y Martín con el Barcelona de Solozábal, Epi, Sibilio, Jiménez y Norris. Fernando Martín y Audie Norris (a la izquierda), pívot excelente, eran rivales encarnizados en la cancha y amigos fuera de ella. Se daban cera hasta cansarse pero acababan el partido abrazados. No en vano, poco después de la muerte de Martín, Norris se retiró: ya no tenía motivación (Algo parecido comentaba Luyk sobre Meneghin: un tipo entrañable fuera de la cancha y un demonio dentro de ella). Quizá lo negativo fue que en ese período Aíto creó lo que Iturriaga bautizó como "Kárate-básket", y los kilos, los centímetros, las rotaciones, los sopapos y el fingimiento al ser levemente rozado (algo que todos los equipos de Aíto entrenan para perfeccionar su teatro, como se vio con Rudy y Ricky el año pasado, o como se le ve siempre a Navarro, de lo más lamentable y vergonzoso en un deportista) se convirtieron en santo y seña de ese entrenador, en detrimento de un juego más preciosista. Los resultados los vemos ahora.
De Bird y Magic, ¿qué decir? Es ver una selección de jugadas de ambos y concluir que pertenecían a otra categoría, estratosférica: nunca he visto pases como los de Magic a Worthy, ni nunca he visto a un zurdo rectificar en el aire un triple y meterlo con la derecha, como vi a Bird en 1986). Eran jugadores carentes de egoísmo que hacían parecer buenos a sus compañeros, eran jugadores de equipo de una calidad superlativa a los que, repito, vi hacer cosas que nunca he vuelto a ver en una cancha. Después vino Jordan, que lo hacía todo y todo bien, sin duda el mejor de la historia aunque mi corazón se incline por los dos anteriores. Y la NBA ahora... saltimbanquis tatuados, descerebrados, malencarados, desagradables, egoístas y endiosados. Por algo Bird es un auténtico "fan" del baloncesto europeo, y en especial del español: jugamos como jugaban sus Celtics, en equipo, con fundamentos. Los mates, para los mediocres.

(A Freak, que aún guarda el póster de Bird que le traje de Kansas)
(A Chiru, que vio conmigo todos los partidos)

martes, 10 de febrero de 2009

Espías (y respuestas al test)


Sé de un hombre al que encargaron espiat a otro hombre. Lo hizo minuciosa, científicamente, analizando cada paso, cada latido del vigilado. Tan enfrascado, tan absorto estaba en su labor sabuesa que tardó un mes en advertir que se estaba espiando a sí mismo.
Otro ejemplo paradigmático del antiguo oficio de espía es el inimitable británico Kim Philby, el Michael Jordan, el Phelps, el Maradona del espionaje del siglo XX, un hombre hábil y frío hasta tal punto que no solo fue condecorado por Stalin, para quien trabajaba en realidad (y a quien increíblemente sobrevivió), sino también ... ¡por Hitler y Franco! Philby fue un Newton, un Copérnico, un genio que creó el triple agente cuando hasta entonces como mucho los había dobles, y eso cuando se pasaban con el champán en las recepciones de las embajadas.
Lo de la Comunidad de Madrid empieza a parecerme como una mezcla de ambos casos. Es tal la imbricación de la red que uno puede estar trabajando sin saberlo para dos o tres jefes, e incluso para sí mismo sin saberlo, o, aun más, contra sí mismo sin percatarse de ello, como en el primer caso relatado. Es más difícil pronosticar si este "uno" abstracto acabará sobreviviendo a Esperanza Aguirre.
Vaya tomate. ¡Y luego hay gente que niega la existencia de universos paralelos, viendo la Comunidad de Madrid!


Respuestas al test: Me figuro que todo aquel que visite asiduamente este blog se decantará mayoritariamente por la letra "b", porque si no, esto lo entiendo menos que lo de los espías de la Villa y Corte. Respecto a un comentario, un consejo a mi amigo anónimo: Siempre, siempre Monica Belluci. ¡Siempre! ¡No quiero que dudes! ¡Quiero convertirte! (ya me he vuelto loco solo con nombrarla)

sábado, 7 de febrero de 2009

Treinta dicotomías cotidianas

Me he dado cuenta de que nuestra existencia se ha desarrollado siempre en dicotomías. Me ha llevado 46 años percatarme, lo cual dice bien poco de mí. Ahora entiendo aquel test de inteligencia que me hicieron a los trece años. Mis compañeros salían inteligentes, medianos, científicos, artistas... Mi diagnóstico fue: nervioso y amorfo. En lo primero no carecieron de razón, pues es mi rasgo más definitorio (un día hablaré del gran despliegue de tics del que soy capaz); en lo segundo, ese "amorfo" me ha perseguido toda mi vida.
Pero sigamos. Escribiré treinta dicotomías cotidianas y les daré una puntuación. La solución del test aparecerá en una próxima entrada. El orden de salida no significa nada, por si alguien ve cosas rarasssss. Seguro que cada uno tiene sus dicotomías, pero estas son las treinta primeras que se me han ocurrido.
1. a) Rolling Stones b) Beatles
2. a) F. C. Barcelona b) Real Madrid
3. a) sí/no b) depende
4. a) Antena 3 b) Cuatro
5. a) Marca b) As
( para mujeres no interesadas en deporte: 5. a) ¡Hola! b) Cosmopolitan )
6. a) Cortázar b) Borges
7. a) Apple b) Microsoft
8. a) Alonso b) Nadal
9. a) Instalaciones y happenings b) Pintura figurativa o abstracta
10. a) Almodóvar b) Amenábar
11. a) Barcelona b) Madrid
12. a) F. Adriá b) Fonda La Sanabresa
13. a) Penelope Cruz b) Monica Belluci
14. a) Ópera b) Rock
15. a) Ostras y percebes b) Almejas y berberechos
16. a) Esperanza Aguirre b) Ruiz Gallardón
17. a) Zapatero b) Rajoy
18. a) Piolín b) Silvestre
19. a) Palestinos b) Judíos
20. a) Coca-cola b) Pepsi
21. a) Árbol de navidad b) belén
22. a) Melchor b) Baltasar
23. a) Renault b) Seat
24. a) El Mundo b) El País
25. a) El Jabato b) El Capitán Trueno
26. a) Matías Prats Jr b) Iñaki gabilondo
27. a) Mecano y Miguel Bosé b) Radio Futura y Loquillo
28. a) Cómic Manga b) Cómic europeo
29. a) El pato Donald b) El pato Lucas
30. a) Luke Skywalker b) Hans Solo

Que cada cual anote si hay una predominancia de "aes" o de "bes". Y que Dios os coja confesados: a los que no aprueben el test de la dicotomía les regalaré un vídeo de los momnetos estelares de la cadena Intereconomía, y las obras completas de César Vidal y Sánchez Dragó. Estáis avisados.

La segunda muerte de Eluana


El caso de Eluana, la joven italiana que llevaba 17 años muerta sin remisión, solo prendida a la vida por una máquina, me revuelve las tripas. Que unos padres tengan que tomar la trágica decisión de dejarla irse, por fin, y que algunos lo quieran presentar como un asesinato me parece intolerable. Pero, ¿qué se puede esperar de Berlusconi, de esos prelados, de esos políticos, de esas asociaciones cavernícolas? Es similar al aborto: ¿cree alguien que una mujer aborta por gusto? Se legisla el derecho a hacerlo, pero nadie dice que sea un placer, sino una decisión durísima tomada cuando existen razones de mucho peso. O sea que no frivolicemos. La decisión de los padres de Eluana tiene como fin acabar así con un sufrimiento inhumano, al tener el cuerpo de una hija, pero no a su hija en realidad, pues sin consciencia no existimos como seres.
El caso de ese señor llamado Williamson, negando la existencia de las cámaras de gas, se inscribe casi en la misma esfera. Un papa que perdona y comprende a negacionistas , y que mantiene su excomunión eterna a los judíos (pobre Jesucristo, que también era judío: es un cristianimo sin Cristo el que predican estos señores tan viejos y tan malasangrados), tiene poco de inteligente, y mucho de hooligan. Y negar las vivencias a los que sobrevivieron a aquel infierno inconcebible, a los que vieron cómo todo su mundo se deshacía en los crematorios previo paso por las duchas de gas es execrable. ¡Si hasta los capitostes del nazismo lo reconocieron, eso sí, rebajando las cifras levemente!
En ambos casos la muerte es el centro. En el primero, un deseo: dejad morir a los muertos, dejad de legislar para entrometeros en la vida privada del ciudadano, como siempre habéis hecho. En el segundo, no hagáis que los muertos se revuelvan en sus tumbas, o en el aire en que se disiparon sus cuerpos carbonizados. Qué vergüenza, hombres que se dicen vicarios de Cristo con tal ausencia de piedad y misericordia. Si Cristo regresase, os echaría a pedradas del Vaticano.
Por fin has muerto, Eluana: es lo que tú habrías deseado. A veces, para oír a gentuza como Williamson, a gentuza como Berlusconi, mejor es estar muerto.Justificar a ambos lados

viernes, 6 de febrero de 2009

Bellas y extrañas canciones



Ahora que se está promocionando el último disco de Antony and The Johnsons, "The crying light", recomendaría una canción en que intervienen dos raras avis, el mismo Antony (abajo) y el dúo CocoRosie (derecha), formado por las hermanas Bianca y Sierra Casady. La canción se titula "Beautiful boys", del álbum de CocoRosie "Noah's Ark", y en ella, la hermana pequeña del dúo, Sierra, relata con su voz infantil aderezada de gotas de perversión fragmentos de las vidas de chicos de orfanato y de reformatorio, con un toque de amor gay carcelario que haría las delicias del fallecido Fassbinder, y Antony, con esa voz angelical, ultrahumanna, hace los coros sobre esos chicos que se tatuaban los barcos y las lágrimas.
Ambos artistas no son conocidos por las masas, pero sí por los publicistas, que han puesto la música de ambos en anuncios de perfumes y cremitas hidratantes. Había un anuncio, de la marca Bavaria, con la canción "Terrible angels" de CocoRosie; el resultado era fascinante, pues a esta música diferente, enigmática, catalogada como Indie Folk, se sucedían las imágenes de muñecas Blythe (a la izda. en la foto), las frustradas competidoras de la Barbie, muñecas también enigmáticas, inquietantes (no las Barbies, que me resultan ipecacuánicas). El anuncio fue un acierto completo, como aquel memorable del Volkswagen Golf con la canción "Bizarre love triangle", versión del grupo Frente! de una canción original de New Order (existe un clip en YouTube, muy bonito:es una canción preciosa, simple, inolvidable), que colapsó la red con gente en busca del cantante de tan hermosa canción . En fin, ya sabéis que la red os posibilita oír estas canciones. Hacedlo, y ya me contaréis si os han gustado. Por lo menos no os dejarán tan indiferentes como toda esa basura con la que nos bombardean a diario en radios y televisiones. Y si os gusta Antony, no dejéis de oír el sublime álbum "I am a bird".




miércoles, 4 de febrero de 2009

Asesinato en Roma

Si alguien recuerda la entrada del blog de octubre de 2008 titulada "El síndrome del emperador" creerá que esto es un dèjá vu. Desgraciadamente, no lo es. Hace unos días en Roma tres jóvenes asesinaron a un indigente de nacionalidad india, circunstancias exactamente iguales al asesinato de la indigente en un cajero automático de Barcelona. Ambas personas murieron abrasadas, y ambas personas murieron por la misma razón: los tres jóvenes de Barcelona y Roma querían acabar la noche a lo grande, pues su vida común, con todo al alcance, les aburre profundamente. ¿Qué mejor que matar a alguien para poner colofón al trasnoche? Además, si ese alguien está indefenso y nadie llorará por él, pues mejor que mejor. Tres jóvenes, un muerto; el móvil: el tedio de una juventud que no distingue entre las películas que ve o los juegos a los que juegan y la realidad. El tedio de una juventud que no se siente responsable de ninguno de sus actos.
Creo que fue el ministro de interior de Italia quien hizo una reflexión para muchos sorprendente. Vino a decir que el indigente no murió por causa de la ola de xenofobia que crece en Europa (y de la que el mismo ministro del gobierno Berlusconi tendrá algo de culpa), sino por algo mucho peor. Estoy de acuerdo. Si tuviera que elegir entre morir a manos de unos tipejos que me odian por mi pasaporte o por el color de mi piel, lo preferiría (aun siendo algo repugnante, execrable, inicuo) a morir a manos de unos jóvenes que me eligieran al azar para satisfacer sus ansias de diversión. La primera muerte es, desgraciadamente, muy frecuente, y, desafortunadamente, tiene tanta solera como la propia humanidad; la segunda es un monstruo creado en estos tiempos absurdos, muerte "for fun", como dirían los anglosajones.
Vuelvo a mis mismas conclusiones, que me llevan a una viñeta de Forges en El País, años atrás. En ella, creo recordar, la escena se desarrolla en un parque infantil. Aparece uno de esos señores calvos y gafudos de Forges con una de sus piernas cortada, y a su lado un niño con una motosierra. El señor se dirige al padre del niño, sentado en un banco con gran pachorra, y le dice: "Oiga, que su hijo me ha cortado la pierna con la motosierra. ¿No va a decirle nada?" El padre replica: "¿Y traumatizarlo? ¡Ni lo sueñe!" Pues eso. A lo mejor ese niño fue uno de los asesinos de Roma o de Barcelona. A lo peor sin saberlo estamos criando futuros asesinos "banales", como diría Hannah Arendt, niños que no dudan en amenazar con denunciar a sus padres si estos les reprenden, ya no digamos si les ponen la mano encima, niños que tienen absolutamente todo y nada les satisface. Pero prefiero no seguir, o entraré en un terreno minado. Con todo, madre mía, vaya traumas habrían tenido todas las generaciones pasadas si un cachete o una palmada en el culo causaran tales estragos: España sería un enorme frenopático. Se ha confundido la protección del menor con algo diferente, algo que en muchos casos resulta contraproducente e incluso peligroso (¿no recordáis el caso del niño al que la madre causó una herida accidentalmente?). Es un tema peliagudo.
En fin, crucemos los dedos antes de que nos crucen la cara.

martes, 3 de febrero de 2009

Vamos a cumplir un año de blog

El tiempo vuela, sí, pero en este caso debo decir todo lo contrario. Resulta que falta un mes para cumplir el primer aniversario de mi blog, "Tardes eléctricas", y yo, que creí que a partir del primer mes ya no tendría nada que decir, me veo con más de cien entradas, y viendo que cada vez más gente visita la página: por mucho que se diga, un blog es algo dialéctico, pues, en mi opinión, si no hay público, no tiene sentido escribir para el hiperespacio. Estoy sorprendido. No, estoy feliz. Así que muchas gracias a los que visitáis la electricidad de este blog, a los que me reñís, a los que me corregís, a los que me animáis, a los que me alabáis, a los que me informáis, a los que... Un momento, ¿no parece esto un anuncio de Coca-Cola de hace tiempo? Lo dicho: muchas gracias, e intentaré conseguir que no me dejéis por otros, que la competencia es grandísima y mi tiempo para el blog es bastante limitado, y no tengo dinero para sobornaros, solo un teclado y algunas ideas que sobrevuelan esta cabeza y tengo que esforzarme en atraparlas y convertirlas en texto.
Gracias por venir. Alto ahí, ¿no parece esto una canción de Lina Morgan?

lunes, 2 de febrero de 2009

Un misterio desvelado

Siempre me había preguntado por qué son los mismos objetos los que desaparecen en las casas, a saber, gomas, lápices, bolígrafos, rollos de celo y, sobre todo, calcetines. Para los calcetines tenía una explicación científica: la centrifugación crea un campo de fuerza negativo, una especie de agujero negro que los absorbe; no obstante, ¿por qué solo desaparece uno del par, y no los dos?
Pues un día puse el Lp de Tom Waits "Swordfishtrombones" y me fijé en la letra de su primer tema, "Underground". Ahí empezó todo. Relataré algunas de las cosas que testimonia:

"Hay una gran ciudad oscura, es un lugar que he hallado, un mundo subterráneo en marcha (...) Están vivos y despiertos mientras el resto del mundo está dormido, bajo las galerías de las minas, colgando de las raíces que conectan ciudades hay un mundo subterráneo en marcha".

Entonces lo comprendí todo: el viejo Tom me ayudó con su imagen visionaria, pues dicen que los niños, los locos y los borrachos son los únicos que perciben la verdad.. Supe por qué , por qué lo que ve se ve durante el delirium tremens no son bichos, sino gnomos y duendes que vigilan; por qué en los manicomios los internos no paran de quejarse de hombrecillos que vienen a molestarles; o por qué tantos niños afirman ver enanitos en sus cuartos cuando se despiertan por la noche: no es su imaginación: están allí, robándoles un calcetín de cada par, llevándose artículos de escritorio, escurriéndose al abrigo de la oscuridad para volver a penetrar en su mundo subterráneo siempre en marcha. Acaso haber visitado esas ciudades sombrías atestadas de frenéticos enanos fue lo que provocó un giro tan sorprendente en la música de Tom Waits, allá por los años ochenta. Sí, por supuesto que sí. Él ha estado allí. Su testimonio se asemeja al manuscrito de la botella del relato de Poe.
Hoy, después de palpar paredes, columnas y suelos, he encontrado una extraña trampilla disimulada debajo de mi cama. Me he asomado, y solo he visto una sima de tinieblas. Entraré, descenderé aunque llegue al tejado del infierno, y por fin podré ver esas ciudades enormes y tenebrosas edificadas a base de artículos de escritorio, pobladas por enanitos ataviados con prendas recortadas de malolientes calcetines.