lunes, 28 de junio de 2010

Un dúo insólito



Hay dúos difíciles de concebir. Imaginemos a JohnCobra y Mylie Cyrus, por ejemplo: mientras una sonríe a la cámara con cara de pepona, el otro se dedica a manosearse los genitales. No pegan mucho, ¿no? Pues el dúo Kylie Minogue-Nick Cave no es menos sorprendente, y más cuando se sabe que tuvieron una efímera relación sentimental: la frescurilla horterilla de la australiana frente al malditismo alcohólico y siniestro del australiano (quien, según dicen, se va de copas el fin de semana con... ¡Iggy Pop y Tom Waits!: Eso sí que son fiestas, y no las de la Ascensión). La canción en cuestión se titula Where the wild roses grow (Donde crecen las rosas silvestres), y pertenece al álbum de Nick Cave and The Bad Seeds titulado Murder Ballads (Baladas de Asesinatos), en el cual todos los temas giran en torno a la literatura concerniente al asesino, que florece en todo lugar: es la fascinación por la muerte, por la violencia, que tenemos guardada en esa capa cerebral primitiva que compartimos con los saurios. La letra de la canción es realmente bonita, cruel, trágica, y no sé por qué, pero me encanta el estribillo, ése en que ella dice: "Me llaman 'La Rosa Silvestre' pero me llamo Eliza Day; no sé por qué me llaman 'La Rosa Silvestre' cuando mi nombre es Eliza Day", o cuando él afirma, antes de asesinarla que "toda belleza debe morir". Sí, ya sé que encontramos el placer o la belleza en asuntos puramente subjetivos. Otro tema del disco es un dúo con P.J.Harvey, Peggy Lee: realmente buena, esta canción, y tal vez aquí la química es más cercana. Sin embargo, ahí os va el enlace de Where the wild roses grow:

Demandando a tus padres

Estas noticias causan estupor. El Planeta Ni-Ni de los zánganos va a colisionar con la Galaxia Morrison (por el morro que le echan sus habitantes) y pronto no quedará vida inteligente sobre la tierra, a excepción de Punset, claro. La noticia es que una estudiante gallega demanda judicialmente a sus padres porque le pasan un estipendio mensual de 600 euros para su estancia universitaria, y ella sostiene, igual que aquel famoso Pereira luso (que acabó por no sostener nada), que le corresponden legalmente 800 euros. Me pregunto cómo será el encuentro de los progenitores con su vástaga en los juzgados. Me pregunto con qué morro entrará en su casa la niña cuando se le acabe el dinero y tenga que recurrir a la banca familiar. Esta tía deja a Madoff como un mero principiante. Me pregunto si los cuervos son tan desagradecidos como esta individua, y uso este término a la usanza de Les Luthiers, en uno de cuyos sketches un predicador dice: "¿Quién es el cabrón? ¿Quién es el hijoputa? Y, perdonen por el término, pero ¿quién es el individuo que vende droga en los colegios?" No saben nada Les Luthiers.
Pues nada, espero que el juez del caso se atenga al derecho común, es decir, a la lógica cartesiana, y mande a freír espárragos a esa niñata, que más le valdría fregar suelos para cobrarse un sobresueldo, y saber que el dinero no se encuentra en un caldero que se halla donde acaba el arco iris. Lo peor es que me parece que la niña en cuestión estudia Derecho. Temamos a las nuevas generaciones como los troyanos temían los regalos de los aqueos.

miércoles, 23 de junio de 2010

La casi verídica historia de Eladio Fontes, "O Burro"

Dicen que cuando nació Eladio Fontes, posteriormente conocido como O Burro, había señales en el cielo. En efecto, eran las fiestas de la Ascensión y estallaban los cohetes. Su madre pronosticó: "Será un randa o será fogueteiro". Fue lo primero. No en vano le llamaron O Burro tanto por sus pocas luces como por otro atributo que destacaba enormemente entre la masa común.
Su juventud fue un campo de aprendizaje sobre la seducción: no hubo prima ni vecina que saliera indemne a sus zarpas. Con el tiempo se fue avezando en ferias y fiestas rurales, hasta llegar a ser una leyenda dentro del galán rústico. Las tanteaba en la feria, las citaba para la fiesta, y allí, si la ingenua picaba, triunfaba y seguía celebrando después. Si no picaba, se reservaba la opción del día siguiente: nadie como él supo explotar las posibilidades de la sesión vermut: "Chejan con resaca, baixas de defensas", argumentaba sentando cátedra a su viejo amigo, Torcuato Santórum O Lince, hombre que atesoraba trece dioptrías en cada ojo y que vivía el sexo vicariamente a través de Eladio, al no poder casi ni vérselo.
Un día, en su madurez, fue al médico de familia, que le obligó a hacerse unos análisis. "Non creo nos analís", dijo él rotundamente. Cuando volvió para comprobar los resultados le sorprendió ver a la prensa en la consulta. Su médico de cabecera le hizo sentarse en una silla, permaneció de pie junto a él y mostró los resultados de los análisis a los reporteros afirmando a voz en grito: "¡Está vivo, es un milagro! ¡Este hombre vive con 1200 de colesterol y 28 de tensión!" Fue un gran momento de gloria para O Burro, portada en El Correo Gallego, y posteriormente entrevistado por Iker Jiménez.
El tiempo no pasó en vano, su sangre se había vuelto color País tinto y sus plaquetas color País blanco (tal vez, junto con el chacolí, los peores vinos del mundo), y sus andanzas en las fiestas de verano se espaciaron. Recurrió al IMSERSO, nuevo espacio para su vida depredadora. Destacaba poderosamente metiendo mano a sus compañeras de viaje a Benidorm, viudas y por tanto alegres. "Qué calavera eres, Burro", le decían, después de soltarle un bofetón. Él se reía, pero volvía a meter mano. Era O Burro, al fin y al cabo. Se dice que una octogenaria enamorada de él le regaló un pijama, por ver si podía vérselo quitar por la noche. Él dijo solemnemente: "Eu solo durmo cunhas jotas de Varón Dandy". Lo más insólito es que nunca había oído la frase de Marilyn Monroe. Creyó que era una marioneta de Herta Frankel.
La vida de O Burro acabó tristemente cuando O Lince pasó a recogerlo en su Seat Panda para ir a tomar tazas a Padrón. O Lince no se percató de que el contenedor contra el que chocó no era otro que su amigo O Burro. Lo detuvieron por homicidio involuntario, pero una vez hablaron con él, lo soltaron sin cargos y con dos botellas de Barrantes de regalo. Nunca superó este triste suceso O Lince, pero aún sigue tomando tazas.
A su entierro acudieron tantas mujeres que todos creyeron que había muerto un obispo o un gay. Todas tenían algo que decir de él, y casi ninguna algo bueno, pero allí estaban, como testigos de una especie inútil que se había acabado de extinguir, como ese pájaro llamado Dodo, que se extinguió de puro imbécil. O Lince quiso leer un sermón de despedida, pero leyó, y muy a duras penas, un folleto de ofertas de Carrefour. Fue la despedida que O Burro siempre habría soñado: le fascinaban las áreas comerciales, y fantaseaba con ser sesenta años más joven para explotar todas sus posibilidades.
Rezad una oración por O Burro, pues él también fue joven, e incluso delgado e hipotenso, como vosotros.

P:D: El curso ha terminado, y a partir de ahora me centraré en la nueva novela. Las dificultades para acceder a zonas WIFI donde estaré durante los dos próximos meses son tales que prácticamente, mis fieles, leales e insensatos lectores, me despido hasta comienzos de septiembre o finales de agosto. Volveré, que dijo McCarthur en Filipinas. Feliz verano y sed muy felices, que nos hace falta.

martes, 22 de junio de 2010

Lume de Viqueira


Un día, allá por los finales de los años setenta, apareció una pintada en Ponferrada. La pintada, escrita con tiza, de esa tiza polvorienta y cuadrangular de antes, decía: Lume de Viqueira. Los lugares donde fue apareciendo la pintada fueron básicamente lugares de esparcimiento, es decir, lugares donde jóvenes y viejos iban a abrevar vino como posesos: bares y bodegas de la capital del Bierzo. Creció la alarma social: ¿Qué era eso de Viqueira? La policía recurrió a la Interpol, y la Interpol, al FBI. Sus conclusiones, declamadas en rueda de prensa por Rob McCaskill, director del FBI, fueron las siguientes: "Al autor le gustan las zonas de esparcimiento, es decir, las zonas donde viejos y jóvenes van a abrevar vivo como posesos; desconocemos si Viqueira es el nombre en clave de una célula maoísta".
La cosa se puso peo para las autoridades: apareció la misma pintada en Cacabelos, y más tarde en lejanas parroquias, e incluso en la Calle del Agua de Villafranca del Bierzo. Allá donde fueras, siempre y cuando fuera una zona de esparcimiento en el contorno de El Bierzo, te topabas con la enigmática pintada. Las investigaciones continuaban infructuosamente ("Es un tipo realmente esquivo", "¿Qué mente puede perpetrar algo así?", decía la policía), pero nosotros sabíamos quién era el autor y callábamos, con cierta sensación de culpabilidad.
Un día apareció un nuevo grafitti, una vez más ejecutado con tiza: Viqueira non é un político: É un fogueteiro. El FBI se rindió ante la contumacia y el carácter esquivo del grafitero; decidieron volver al Medio Oeste, a ver si pillaban a Unabomber de una vez, como hicieron. Eso estaba chupado comparado con el autor de las pintadas de Viqueira. La investigación se fue haciendo cada vez más desvaída, hasta desaparecer. Entonces, nosotros pudimos hablar por fin, y confiar al mundo el secreto: el autor de las pintadas no era otro que Javier Otero, quien un día recordó esa frase célebre en el Santiago de su niñez. Al parecer, Viqueira era un especialista en fuegos artificiales santiagués, y en ese tiempo lejano, siempre que se veía algo espectacular, fuera del índole que fuera, se definía como "lume de Viqueira" ("fuego de Viqueira").
Después de tantos años, y de tal gasto de las fuerzas de seguridad para averiguar la identidad del autor, afirmo aquí que no fue otro que él, mi padre. Nadie podría pensar, viendo la foto de la entrada, que un hombre así, rodeado de sus tres nietos y sus dos hijas en el porche del chalet de Las Sinas, hubiera sido capaz de tamañas tropelías.

lunes, 21 de junio de 2010

Hallazgo de un manuscrito

El otro día en el Museo de Pontevedra, curioseando con un antiguo volumen de Botánica, una hoja cayó de entre sus páginas. La recogí: la emoción me invadió. Era un poema, seguramente del siglo XVII, con certeza inédito, y escrito en castellano por el gran escritor italiano Michelangelo Caraccona, veronés creador del Amore Descortese. Lo metí en mi bolsillo subrepticiamente, y me decido a publicarlo en el blog aun a riesgo de ser enviado a los tribunales: ¡Todo por la poesía! Parece en superficie un poema muy humano, una exaltación del amor físico por excelencia, pero tiene toques neoplatónicos, y se adelantó enormemente a su tiempo al prefigurar la existencia de las grandes agencias de inteligencia del siglo XX, y las organizaciones económicas de los países socialistas. Por algo se le llamó "Il Nostradamus de Verona".
SIN TÍTULO
¿Qué diríais, dama mía,
si os llevare yo al huerto?
Bien sé que habría entuerto
si siguiera en mi porfía.

Si viniese vuestra tía
y nos pillasse en desconcierto
prefería caerme muerto
a passar por vicaría,
y si alguien me obligasse
a pisar la sacristía
por mucho que amenazasse
y su carabina cargasse,
le diría: "no hay tu tía".

Mas el amor que os professo,
y en aquesto no mentiría,
más parece el de un posesso,
el de un loco, y es por esso
que aunque viniesse tu tía
y nos topasse en desconcierto
tened seguro, dama mía,
que aunque viniesse la CIA,
la KGB o el COMECÓN
no pararía el revolcón:
esso tenedlo por cierto.

Que es mexor caerse muerto
que detenerse en la acción.
Y es aqueste el colofón
del amor que os professo.

Michelangelo Caraccona

domingo, 20 de junio de 2010

Palabras familiares

Toda familia tiene un vocabulario propio, que viene dado siempre por sus orígenes o su entorno. En el caso de mi familia, el hecho de ser tanto mi madre como mi tía Chiru del barrio de Conxo, en Santiago, ha marcado el léxico familiar. Hay muchos ejemplos.
Uno de ellos, mi favorito, es el maravilloso caso de O Rato, un ciudadano de Conxo que nunca había salido de este barrio. Corrían los finales de los cuarenta. Un día cogió el tren y regresó al día siguiente. Amigos y familiares fueron a darle la bienvenida, y pronunció la frase mítica en el más puro castrapo: "Llevádeme a mi casa, que no la conoso". Esta hipérbole de O Rato se ha llevado en mi casa a situaciones cotidianas: si no recuerdas dónde están los vasos, los cuchillos o cualquier objeto de uso común, eres, inevitablemente, O Rato.
También hay otros términos, alguno realmente sorprendente por lo raro o por lo culto. Por ejemplo, si eres feo y ridículo, no eres más que un "estafermo", que era un muñeco que utilizaban los caballeros medievales para entrenar para sus justas. Si eres un pasmarote y no muy agraciado, pues eres un "toutiso" (sic). Si una mujer lleva una ropa demasiado amplia y sin formas, es un "San Sarandón"; si tu camiseta está justa arriba y en la parte inferior se muestra demasiado holgada, la definición para esa prenda es "jletute", término que he investigado sin suerte alguna; un tejido demasiado débil o inconsistente es "babieca"(extrañas ligazones medievales, voto a Bríos); si esperas un éxito y te llevas un planchazo, quedas "como Varela", al parecer un político santiagués que daba por hecho salir diputado y no lo logró. Después, hay multitud de términos ofensivos, como "laverca", "petapouquiño", "prea" (que literalmente significa carroña) y muchos otros más, pues bien sabemos que para ofender el imaginario popular es grandiosamente amplio. En fin: si algún día venís por mi casa, estad preparados: que nadie os llame "toutisos", que no es buena cosa.

Un clásico de Portishead



Portishead es el grupo que crearon Geoff Barrow y la guapísima e interesantísima Beth Gibbons (confieso mi fascinación) a finales de los ochenta. La crítica los definió como un grupo de trip hop, al igual que Massive Attack o Tricky, cosa que a Portishead nunca les ha gustado. Es una música etérea, especial, muy filtrada, intensa y relajante a la vez. Tal vez su canción más famosa sea Glory Box, usada hasta la saciedad en anuncios de la televisión, y también usada por Bertolucci en su película Belleza Robada, de la cual lo único que merece la pena, desde mi punto de vista, es su excelente banda sonora.
La canción del enlace se titula Roads, perteneciente al gran álbum Dummy, que recibió el galardón al álbum del año creo que en 1994. Es una actuación en directo en Nueva York, de la cual existe disco y DVD, Roseland NYC Live. La canción también ha sido utilizada no hace mucho en un anuncio de un coche, creo que un Audi, pues la canción tiene mucha clase, para qué negarlo. Emociona ver a Beth Gibbons, con esa voz que tiembla y casi llora encaramada al micrófono, y los aplausos de la gente. Hombre, ya sé que no es John Cobra, pero creo que merece la pena. En serio, es una canción preciosa.

El tiempo de los vencejos


Igual que la calandria anunciaba al prisionero la llegada de mayo, a mí la llegada del verano me la anuncian los vencejos. Siempre a mediados de este mes asisto al mismo espectáculo cuando me asomo al enome patio interior que conforman cuatro bloques de pisos: una pareja de vencejos vuela frenéticamente en círculos, y cada equis vuelos se incrustan literalmente en una cañería inutilizada; de repente vuelven a salir como fittipaldis aéreos, quién sabe adónde o para qué. Los vencejos, muy similares a las golondrinas, son velocistas por naturaleza, poseen unas alas desproporcionadas para su tamaño, tanto que si llegan a caer al suelo ya no se pueden levantar y remontar el vuelo. El vencejo es como el tiburón, un ser que sólo concibe el movimiento, aunque en su caso, no sabemos en realidad para qué sirve ese movimiento. En cierto modo el vencejo es muy similar al hombre moderno: ambos desconocemos a qué viene tanta velocidad, a qué tanto correr para volver a quedar en el mismo sitio. Pero al menos los vencejos siempre traen la ilusión del verano, mientras que nosotros no creamos más que malos presagios de futuro.

viernes, 18 de junio de 2010

Las andadas y el tiki-taka


Volvemos a las andadas. Tal vez si yo hubiera jugado contra Suiza las cosas habrían sido distintas. Ved, si os mostráis escépticos, mi planta de futbolista grande, de una pieza. En realidad, esta foto regresa a un tiempo en que aún no se habían inventado recursos imprescindibles para la humanidad, tales como: la bicicleta, la rabona, la ruleta, la lambretta, la huguina, el escorpión, etcétera. Es decir, manierismos futbolísticos, ausentes allí cuando lo más espectacular era un regate, en aquel tiempo en que los niños aprendíamos a rematar de cabeza porque había otros niños que sabían centrar desde el extremo, cosa que hoy no sucede. Hoy en día los niños, como en nuestros tiempos, aprenden de los futbolistas de la tele, y por eso son adictos al tiki-taka, es decir, pasar hacia atrás cuando podrías ir hacia la portería contraria. Estoy hasta el gorro del tiki-taka; en cierto modo es como la crítica literaria actual, que rechaza todo lo que no sea el ensayo novelado en boga. Hoy en día, un chaval que corra por la banda y centre a un delantero es una rareza, un especimen salido del pasado más siniestro, aquél en que se marcaban goles al saque de los córners, en que pasabas hacia atrás si no tenías más remedio, en que la gente incluso sabía centrar en carrera, cosa que nadie sabe en estos tiempos tan posmodernos. Ahora, en cambio, la gente farda de la posesión del balón. Es como el perro del hortelano: no te la doy, pero no hago nada con ella. Bendito fútbol inglés...
Pues nada, Del Bosque: fíchame para la Roja, que yo levanto esto. Ah, y me alegra haber caído ante Suiza, porque así la gente caerá en la cuenta de que no somos tan buenos como creemos que somos. En cuanto se nos cierra atrás un equipo, las pasamos canutas, o sea que somos humanos, o tal vez demasiado humanos. Que conste que creo que llegaremos a la final, pero estas curas de humildad vienen muy bien a todos.
(La foto debió de ser tomada en 1967 ó 1968, en el balcón de la casa de Ponferrada; fue mi primera y última equipación de la selección española, ésa a la que todos llaman ahora La Roja, razón por la cual se encabronan tremendamente los fachas. Que se joroben. O peor: que sigan viendo Intereconomía)

miércoles, 16 de junio de 2010

Cantidades ¿indigentes?

Últimamente basta que ponga la radio para captar gazapos realmente simpáticos. El otro día una persona hablaba de juegos de la Playsatation y Nintendo, y afirmaba que se habían vendido cantidades "indigentes" de no sé qué juego (creo que Mario Bros). Cantidades de indigentes veremos por las calles, y no en el ciberespacio, si la cosa sigue así.
Más tarde, alguien se quejaba del estado de los "pantanales" de no sé dónde. Creí que era un ecologista afligido, deseoso de preservar los hábitats, pero no: era el dueño de un yate, que quería un acceso más digno a éste a través de sus pantalanes.
Mejor fue lo de la "mesa pepitoria", porque a mí se me vino a la mente Carpanta y sus obsesivos sueños con un pollo a la pepitoria. Una mesa petitoria no tiene mucho que ver, a no ser que se recauden fondos para sacrificar y guisar a la vieja usanza aves poco inteligentes.
Pero nadie supera a una vieja amiga de mi familia, a la que hicieron un "crucigrama" y una "coreografía". Enigmático, ¿no?, sobre todo si pensamos que esto aconteció en un hospital. Bueno, si explicara que en rigor le hicieron un electroencefalograma y una ecografía, la cosa quedaría más bien sosa. También a mi hermana Susana, médico de familia en Asturias, mucha gente le pregunta si tiene que tomar "cláusulas" o "depositorios", cuando mejor sería tomarse cápsulas y (horror) supositorios.
También mi primo Fran tiene un colega que afirma rotundamente que (por ejemplo) Charlize Theron es el "protopito" de la belleza. Yo a Charlize no le veo el pito ni el protopito. Veo un bollazo incomensurable. Y a mi cuñada Manola una persona a la que mandaron a tramitar algo en Diligencias Previas", le preguntó: "¿El señor Previas, por favor?". Aunque pensando en el enrevesado lenguaje legal, no me extraña la confusión de esa persona.

martes, 15 de junio de 2010

Ventana al pasado



Es una de las fotos más bonitas que he hecho mi vida. El tiempo, septiembre de 1988. El lugar, la isla griega de Santorini, uno de los lugares más bellos que he conocido y conoceré. Mi hermana Susana se puso bajo el quicio de una puerta sin casa en la parte alta del pueblo. Desde allí, en caída escalofriante, se veía el pueblo blanco, con sus terrazas, sus plantas, su luz mediterránea, contra el volcán extinto, un coloso caído frente a la isla, el volcán que provocó la debacle de la civilización minoica, la muerte de Asterión, que es otro nombre del Minotauro, la destrucción del laberinto de Dédalo, la memoria de Ariadna, el vuelo mortal de Ícaro (quizá fue el calor del volcán y no el sol lo que derritió sus alas de cera), el valor deTeseo, el hundimiento de Knossos y Faistos, ciudades de una belleza y complejidad inimaginables. Susana frente al asesino de una era, el volcán de Thera, semivisible en la foto, acaso la erupción más catastrófica que ha podido presenciar la humanidad, más aún que el Krakatoa. Una ola gigante viajó en dirección a Creta, hace más de cuarenta siglos, y asoló el sueño más bello de Minos. Y en la foto, Susana, con el mismo sol bañando las laderas, las cuestas, el puerto, las playas.
A Susa (pero no a Persépolis)

lunes, 14 de junio de 2010

Micah P Hinson en Vigo


El pasado sábado fuimos Carola y yo a ver a Micah P Hinson en la sala Mondo de Vigo. La verdad es que no hay como ver a los cantantes en espacios abiertos, al aire libre, porque la sala está muy coquetona, pero los techos son bajos y la atmósfera se hace un poco irrespirable. El concierto no estuvo mal, dentro de sus lógicas carencias: Hinson actuó solo con su guitarra, y esos arreglos que tanto me gustan en sus discos se fueron al limbo, claro. Sin embargo, prometió regresar en otoño con un buen grupo de acompañantes. Ojalá. Dejó lo mejor para los bises, las dos canciones de Hinson que más me han gustado hasta ahora: Diggin' a grave y When we embraced. El cantante se disculpó por no hablar español, pero dio por hecho que todo el mundo sabía inglés, ya que soltó unos rollos de cuidado. Es un tipo curioso, Micah P Hinson: su aspecto aniñado, de friki tejano, no concuerda en absoluto con su voz, grave al estilo Nick Cave. Y es muy bueno, la verdad, aunque pueda resultar monótono. Y tiene ese punto entrañable. Dio sus bendiciones al público, y casi se emocionó viendo cómo la gente fumaba en el concierto: sois la última frontera, dijo él, explicando que en su pueblo si quieres fumar en un espacio público tienes que ir a una altura de veinte metros, o si no, multa. En fin, que no estuvo mal, pero que un músico debe ir acompañado al menos por uno más, o la cosa queda un poco sosa, ¿no? Este enlace os lleva a la grabación casera de When we embraced. Sólo él con la guitarra, y un colega tocando el banjo. Muy bonita, esta canción.

viernes, 11 de junio de 2010

Las barcas negras

Tres latas vacías flotan al garete sobre las olas que van a romper contra el peñón. Son tres tamaños diferentes, tres envases que algún tiempo atrás contuvieron, de mayor a menor, los cadáveres untuosos de atunes, mejillones y anchoas. Su preferida es la más pequeña, vivaz y ligera como un barco pirata.

Barcas rojas, barcas blancas,

Gasas de lluvia, catedrales de niebla,

Sobre la zarca esfera inacabable.

Barcas rojas

Simón, aplastado contra la roca, extiende el brazo para recogerlas antes de que se hundan, y, con celo, con ternura, sacude el agua que ha inundado las sentinas y las vuelve a colocar sobre la lámina ondulante del mar.

Mercurio de la tarde, índigo del alba,

Esplendor mineral de los colosos

Que guardan los blandos caminos,

Barcas blancas

La marea se retira morosamente, las peñas emergen con la lentitud intimidatoria de los pasos largos que se aproximan con la mano en alto. Los plásticos del fondo, los hierros herrumbrosos, las botellas habitadas por los inquilinos del agua están ahora a la vista.

Los transparentes caminos plateados,

Los desiertos turquesa, grises, zaínos,

Adonde no llegan las velas

Barcas rojas

La Pinta, la Niña, la Santa María, entrechocan, titubean, se adelantan, parecen detenerse unos instantes en un silencio de sargazos. Él apuesta por la Niña. Arrima la cara al granito caliente y deja la mente viajar con los alisios hasta mares calientes.

Jirones de árbol rasgan el cuerpo del agua,

El ejército del mar en retirada

Barcas blancas

A lo lejos ve su figura. Es pequeña, casi imperceptible, pero en unos minutos se habrá agigantado. El sol declina, la sombra se alarga. Se hunde la Pinta. Ahora no habrá quien la rescate.

La luz a través de los dedos del pino

El crepúsculo ataca por la espalda

Barcas blancas

El mar se aleja, quién sabe adónde irá, quién sabe por qué volverá, quién sabe si rinde cuentas a alguien, si está endeudado con las montañas de la lejanía. La Santa María zozobra.

El cincel del niño borrando

El lenguaje de las gaviotas,

La mano del niño

Que aspira a detener bajamares

Barcas rojas

Barcas blancas

Se le distingue bien. Trae los aperos, la cara de pocos amigos, el aliento agrio, las manos duras, los pies torcidos, el ánimo sudoroso. Se hunde, a cámara lenta, la Santa María se hunde.

El rayo estival, rayo verde,

La luna del perro, luna gualda

Barcas rojas

Barcas blancas

El cuerpo del mar se retrae, no dice adiós, no dijo hola, está presente y está ausente. La Niña resiste, se rebela, colisiona con la roca, pero milagrosamente se yergue.

La memoria eterna, congelada

El último recuerdo, los postreros días del sol

Que parece que siempre regresan, que creemos que nunca nos fallan

Hasta que un día no llegan

Barcas negras

Ha vencido a la marea. Simón la rescata del agua, orgulloso, luminoso, vibrante. Muchas veces ha soltado las naves al viento del norte, con la esperanza de que un día no regresen. Pero siempre lo hacen. Incomprensiblemente, siempre vuelven a aparecer en su playa, como si poseyesen una maroma invisible que los ata a ese pedazo de costa. No ocurrió así con su libro, el único libro que nunca tuvo, el que le dio el maestro, el que su padre arrojó al mar. Ahora los peces leen poemas. Por eso cada vez vienen menos, porque han comprendido lo que es la tristeza.

Los años que pasan, el tiempo perdido,

Las risas han partido a los verdes campos de los héroes

Las sirenas han muerto sobre los arrecifes

Las barcas rojas y blancas cabalgan sobre el lomo del reflujo. Unos pasos se acercan, y la tarde estalla en sombras. Y no duelen los golpes que recibe, ni duelen los gritos, ni las manos heladas, ni la cintura empapada, ni el rastrillo que ha de empuñar para secuestrar los seres que se esconden bajo la arena de bajamar, sino que duelen los años que pasan, el tiempo perdido, las risas que un día partieron a los campos de los héroes, las sirenas muertas en los arrecifes.

Barcas negras

Pitbull



Desgraciadamente, no me sorprenden las trágicas noticias de pitbulls asesinos de niños. Siumplemente hay que pensar en la tipología media del propietario de un pitbull, y uno llegará a la conclusión de que de entrada es difícil distinguir al dueño del perro. Hablo por mi experiencia, al menos. Por estos lares, si ves un rottweiler, un presa canario o un pitbull (llamado en mi casa "el perro cerdo", por su extraño aspecto), sabes que su dueño será una persona de entre catorce y cuarenta años, con pinta de haber salido de la celda 212. ¿Quién tiene peores pulgas? No lo sé. Ni entiendo cómo se ha permitido la comercialización de perros tan peligrosos como éstos, ni por qué no se procede directamente a su esterilización, o (lo siento, ONGs perrunas) a su eliminación, sin entrar en crueldades innecesarias. Yo no lloraré por la desaparición de razas peligrosas y superfluas como éstas, razas a las que se ha llegado tras un proceso de hibridación por el cual estos animales se han convertido en máquinas violentas que ni siquiera guardan lealtad a su dueño, algo impensable en un perro común. Siento si mis opiniones son demasiado drásticas, pero es lo que pienso. Aunque la culpa no siempre es del perro, por supuesto.
Pero no sólo hay pitbulls de cuatro patas. En Intereconomía hay unos cuantos, entre ellos un señor (por llamarle de algún modo), Eduardo García Serrano, que el otro día afirmó que los manuales de educación sexual para adolescentes en Cataluña fomentan (esto dijo literalmente) que los chicos "se la meneen" constantemente. Qué comedido, qué atinado este hombre. No contento con esto, afirmó que la consejera de sanidad de Cataluña era una "guarra" y una "zorra", así, sin tapujos, porque la derechona más fascista alardea de poder decir lo que le salga de las gónadas. Por favor, que se querelle la aludida. Que le caiga un puro a ese personajillo siniestro, que tuvo la cara de decir que España es un país siniestro. Claro, cree el ladrón que todos son de su condición. Y, por cierto, diría a este señor que uno de sus contertulianos, Juan Manuel de Prada (ese hombre que cree hablar con Dios cuando se expresa, cuando en realidad habla con Forrest Gump), escribió un libro titulado Coños. ¿Qué fomentaba el pío señor De Prada? ¿El amor
platónico, quizá? ¿El amor cortés de la santa España católica y apostólica que ellos extrañan tanto? ¿No sabía que ese libro estaba al alcance de cualquier adolescente hiperhormonado que, por su santa culpa, iría directamente a "meneársela"? Qué siniestra es la TDT, cavernáculo de fascistas. Qué siniestro es todo en estos días.

jueves, 10 de junio de 2010

Freak y Todd


Fran, Jose y yo. Es la única foto que tengo en que aparezcamos los tres primos a esa edad. La foto es de bajísima calidad, de hecho se realizó con una de esas cámaras que te enviaban si rellenaban varios cuadernillos de Valispar (¿alguien los recuerda?). En ella, aparecemos, de izquierda a a derecha, mi primo Jose (la foto no lo hace justicia, a decir verdad), mi prima Mercedes (bueno, la verdad es que así la recuerdo: un "escuerzo", como decían mis tíos), mi amigo José Luis, yo (desgraciadamente, yo era así) y Fran. estamos en el jardín del chalet, antes de acometer una empresa titánica: ir en bicicleta hasta El Terrón, península pegada a Vilanova: el viaje consistía en unos cuatro kilómetros, pero aun así nos aprovisionamos con todo tipo de víveres... y debo recordar que hicimos la primera parada a unos 300 metros de nuestro punto de partida, el chalet. No éramos tipos duros, la verdad. Esto debió de ser en el verano de 1974.
Fran, Jose y yo. Mi niñez consistía en un período de hibernación de 10 meses hasta la llegada del verano, que era cuando nos reencontrábamos. Jose y Fran tenían sus respectivos círculos de amigos en Santiago y Madrid, pero yo, niño solitario y fantasioso, simplemente sobrevivía en mi soledad para poder vivir el verano, aquellos dos meses de plenitud. Ni siquiera tengo conciencia de lo que hacía en invierno, otoño y primavera durante aquellos años. Era un oso, o algo así.
El ritual de las bienvenidas era muy similar. Casi siempre era yo el primero en llegar a la playa; después, Jose (alguna vez cambió el orden); y finalmente, Fran, tras un viaje de connotaciones bíblicas desde Madrid hasta Poniente. Fran surgía pálido y oliendo a vómitos del Renault 4 (o el Renault 6), rodeado por jaulas de pollos, periquitos, y una abuela materna voluminosa: ¿cómo eran capaces de llegar de Madrid siendo tantos y yendo tan cargados? El caso era que por fin juntos. Creo que ellos nunca supieron lo que significaban para mí: cómo los admiraba, cómo envidiaba que supieran hacer todo lo que yo no sabía, qué pequeño me sentía a su lado, pues yo no destacaba en nada, a excepción del dibujo. Pero eso daba igual. Era entonces cuando el triángulo se hacía carne, cuando nosotros éramos el verano, cuando se iniciaba la temporada de agua, rocas, bicicletas, chapas ciclistas, fútbol, superhéroes. Cuando la vida era inmejorable, cuando ibas saltando de alegría de regreso a tu casa al tardío anochecer sabiendo que aún quedaban sesenta días más de felicidad, cuando éramos invencibles en nuestros partidos de playa, cuando la naturaleza que nos circundaba era aún tan exuberante que podías permitirte el lujo de perderte en los bosques, cuando excavábamos galerías en la inmensidad de las zarzas para recuperar los balones que salían de la finca, cuando pinchábamos en esas zarzas aquellos balones de goma que regalaba el banco Simeón, cuando creamos la secreta Enciclopedia Larousea, escondida en el cadáver de un calentador eléctrico, cuando las tardes olían a fibra de vidrio para reparar la piragua desvencijada, cuando (como Jose recordó) las raquetas se convertían en escopetas, los bombines en el bastón de Dan Defensor, cuando veíamos con asombro cómo mi hermano Jose, frustrado karateka, destrozaba ladrillos a pura fuerza, cuando saltábamos desde el tejado del garaje a riesgo de crismarnos, cuando nos curábamos las heridas con algas, cuando juramos odio eterno al coreano (habitante del barrio de Corea, que se entienda), y también (en acción diametralmente opuesta) al habitante de La Braña, cuando los días eran tan largos que parecían duplicarse, cuando tomábamos los polos y los Colajet (que traían paracaidistas) del Playa-Bar, cuando congelábamos la acción pensando en seguir la misma escena de superhéroes el próximo verano.
Pero al siguiente verano ya éramos mayores. Y surgieron las luchas de dominio, las ententes más o menos cordiales, las rencillas, los desacuerdos, el factor desestabilizador del sexo contrario, las diatribas musicales. Y supimos lo que significa hacerse mayor. Y entendimos, años después, lo que dijo el hermano más loco de los Panero: "Sólo se vive en la niñez. Después, sólo se sobrevive." Pero ahí estaremos siempre, en presencia o en ausencia.









Muchísimas gracias a todos

Muchísimas gracias por el apoyo. Lástima que esta vez tampoco pudo ser. De momento, de cinco "grand slam" sólo he ganado uno, pero creo que tampoco está tan mal. No negaré que estoy algo fastidiado, más que nada porque esta vez vi más posibilidades que en ocasiones anteriores, pero los apoyos y mensajes de ánimo me han reactivado: volveré con la novela que estaba escribiendo (llevo 130 páginas). Esta es policiaca, el timepo es un futuro algo lejano, y el espacio es la ciudad de Vigo, inundada; los hechos son una serie de asesinatos que habrá que resolver. A ver qué tal me sale, a ver si le encuentro el punto.
Lo dicho: besos y abrazos para toods y todas.
Miguel

martes, 8 de junio de 2010

Deseadme suerte, please

Deseadme suerte, y que vuestros ruegos alcancen el cielo literario: soy finalista en el premio de novela XLII Ateneo de Sevilla con mi novela titulada Zabiega, novela que también fue finalista en el Premio Casa de América 2009. Fueron 310 novelas, y ahora sólo quedamos cinco. Mañana día 9 por la noche se sabrá. Ay, mamá, qué nervios. Anda que si gano... Bueno, mejor ponerse en lo peor, ¿no?

domingo, 6 de junio de 2010

Gratis

Ayer fui a mi tienda de discos favorita, Gong, que está en la Plaza Elíptica, un centro comercial céntrico, valga la redundancia, muy cercano al Corte Inglés en Vigo. Ya iba pensando en revolver en los expositores o consultar a los chicos y chicas de Gong sobre novedades en música alternativa, cuando recibí el mazazo, que no por esperado me dolió menos: cerrado, clausurado para siempre. Otra tienda de discos más al limbo.
Sé que voy contra corriente con mis opiniones, pero sigo pensando que la cultura del "todo gratis" va a arruinar la cultura de este país. Vigo ha pasado de ser la meca de la música, con tiendas realmente modernas y profesionales, a un erial: quedan El Corte y poco más, o sea que a ver dónde encuentro yo la música que me gusta, dónde voy a probar cosas desconocidas que resultan ser fantásticas... sí, ya, en internet, pero prefiero el contacto humano, prefiero compartir mis gustos con otros, y así crecer ambos.
Respecto a los cines, una ciudad con más de 300.000 habitantes tiene sólo dos centros comerciales con salas (y un pequeño multicines en Vía Norte). El argumento es el de siempre: el cine es muy caro. Sí, lo es, y se ha ido haciendo más caro a medida que las descargas iban aumentando. Es la pescadilla que se muerde la cola. El cine acabará por ser un recinto donde ver únicamente 3-D, me figuro. Pero si alguien se quiere plantear el daño que se hace a la gente común con la cultura de "todo gratis", simplemente que ojeen los créditos de películas, incluso de bajo presupuesto, y hagan recuento del ingente número de profesionales que viven del cine: cientos de trabajadorles (iluminadores, cámaras, ayudantes adjuntos, etcétera, etcétera) están en la calle, y sólo porque la gente cree que tiene derecho a ver productos culturales por la cara.
Con respecto a los discos, existe el mismo argumento: los CDs son carísimos. Pues vale. Yo le diría a la gente que el primer cassette que me compré, allá por 1975, me costó unas 400 pesetas, es decir, 2 euros y pico. Hoy en día, 35 años más tarde, encuentras ofertas de discos de todo tipo, de gran calidad, por cierto, a precios de 4 ó 5 euros. ¿De qué hablamos? Antes sí que eran caros los discos y los cassettes, y el nivel adquisitivo de la población era muchísimo más bajo. Lo que ocurre es que una vez crees que tienes ese supuesto derecho a tener todo gratis, no hay vuelta atrás. Incluso la gente alardea de no tener ni un solo original en su casa, ni discos ni películas. Pues vale. Yo les diría también que el valor de esas copias que poseen es cero, es como afirmar que tienes un incunable, y sólo tienes unas fotocopias de él.
¿Qué será lo siguiente? Los libros, claro. ¿Por qué voy yo a pagar por un libro, un producto en el que el autor ha invertido uno, dos o más años de su vida? ¿Me importa que el cinco o el diez por ciento de beneficios de cada libro vendido no vayan al autor? Y ya puestos, ¿por qué pagar en restaurantes? ¿por qué no asaltar los museos? ¿qué derecho tiene esa gentuza a cobrarme a mí? ¡Que trabajen para mí, que yo quiero tenerlo todo sin pagar nada! ¿Por qué no le echan agallas y reivindican los automóviles gratis, la comida gratis, los alquileres gratis, las viviendas gratis? eso sí que es primera necesidad.
Lo peor de esta cultura del morro es otro aspecto: la gente encima no valora sus descargas en absoluto. La mayor parte de la gente descarga discografías enteras de grupos de los que les gusta una sola canción, y luego no vuelven a escuchar nada de ellos. O las películas: conozco a una persona que ha descargado casi mil películas; ¿cuántas ha visto? Tal vez veinte o treinta, y posiblemente no le llegue su vida para ver todo lo que ha descargado, pero la emoción reside en eso, en la pura descarga. Insisto: hay que hacer algo. Los creadores no pueden estar desprotegidos hasta tal punto, y en la mayoría de los países "civilizados" se está protegiendo cada vez más la autoría y los derechos a beneficios. España destaca como nación pirata por excelencia. Como dice Javier Marías, este es un país que muchas veces da vergüenza.
Bien, ya me he desahogado, ahora podéis rebatírmelo todo. Venceréis, pero no me convenceréis.

viernes, 4 de junio de 2010

Una nueva luz sobre personajes históricos

He estado investigando sobre personajes históricos y diversas celebridades, y he descubierto hechos que arrojan una nueva luz a sus biografías. No todos los nombres son como creíamos, y los que son, revelan facetas que desconocíamos. He aquí algunos ejemplos:

Canuto el Grande: rey de Dinamarca e Inglaterra en el siglo XI; se dice que viajó por el mar y llegó hasta Jamaica, por entonces desconocida para los europeos. Pese a todo consiguió conquistar Inglaterra a su regreso.

Archicanuto
: Hijo de Canuto el Grande; se sabe que viajó con él hasta Jamaica. Pero éste no regresó.

Poncio Pilates: Gobernador romano muy flexible y tonificado, que solía ejecutar extraños ejercicios gimnásticos antes de lavarse las manos.

Parco Aurelio: Emperador de pocas palabras.

Pismarck: Canciller alemán unificador que marcó los límites del nuevo país a base de meadas territoriales.

Raboleón
: Militar corso que llegó a ser emperador francés, ya que se negaba a ser cabeza de ratón.

Alsurvanytal: Emperador asirio con gran querencia a Puerto Banús; se dice que reencarnó en Jesús Gil.

Diván el Terrible: Zar ruso famoso por psicoanalizar a los boyardos antes de darles pasaporte.

Gorda Meir: Esta política israelí tenía problemas de peso.

Nike Eisenhower: Militar, político y presidente de los EEUU, extremadamente deportista.

Ananás: Sacerdote del Sanedrín, brazo derecho de Caifás, gran aficionado a las frutas tropicales.

Romero: Poeta griego, ciego y aromático.

Duns Escroto: Filósofo medieval; renombradas fueron sus tremendas gónadas.

Miao: Gato chino colectivizador, curtido en largas marchas.

María Tudor: Reina de Inglaterra papista, la cual, mientras inventaba las pilas y el bloody mary, churruscaba protestantes en hogueras.

Merx: Filósofo alemán que escribió El Capital al tiempo que arrasaba en todas las pruebas ciclistas.

Pau Grasol: Célebre baloncestista que se echó a perder por culpa de la fast food americana.

Oskar Kokotxka: Pintor austríaco especializado en pintar protuberancias carnosas en las cabezas de la merluza y el bacalao.

Julián Morías: Filósofo español, muy agorero.

Francis Ford Coppula: Director de cine americano que, dado su escaso éxito, se pasó directamente al porno.

Brad Piss: Galán de cine; nadie lleva el Tena Lady for Men como él.

Angelina Jolín: Esposa del anterior.

Alcanfor: Guerrero y político musulmán de Al-Andalus; destacaba por la perfecta conservación de sus ropajes. Pero dicen que en Calatañazor perdió el tambor.

Sigo investigando. Puede que halle más.