sábado, 4 de abril de 2009

Silvio Rodríguez


Decía Andrés Trapiello que Benito Pérez Galdós no era más que Cervantes, pero tampoco era menos. Lo mismo puedo decir de Silvio Rodríguez y de cualquier cantautor anglosajón, español o francés que haya existido. Es más, tengo el convencimiento de que, si Silvio hubiese nacido, por ejemplo, en Idaho, y no en Cuba, y cantase en inglés y no en español, y si además fuera anticastrista, no sería más, pero tampoco menos que Bob Dylan.
La lista de canciones inolvidables de Silvio es interminable. En mis favoritas no puden faltar "Óleo de mujer con sombrero" ("como un cuadro del viejo Chagall..."); "Ojalá", que ha trascendido el rol de la canción para transformarse en un himno; "Te doy una canción", "Pequeña serenata diurna", "Ya no te espero", "Esto no es una elegía", "Adónde van", "La maza"... y decenas más, pero no quiero aburrir. hay amor y sexo, política, imágenes abstractas y surreales, cotidianeidad, reivindicación e incluso humor.
Fue David Byrne, el fundador de los Talking Heads, intelectual súpermoderno, quien descubrió a Silvio para el público norteamericano. Igual que Ry Cooder quedó fascinado con los viejos cubanos de la Vieja Trova (Ibrahim Ferrer, Compay Segundo y compañía) y lo plasmó en "Buenavista Social Club", Byrne sintió el embrujo de un autor bandera de la Nova Trova que hace hablar a su guitarra con esos arpegios tan suyos, que consigue imágenes literarias insólitas, complicadas, oscuras... e irremediablemente definitivas. Silvio no es un cubano al uso, es decir un cubano como todos imaginan a los cubanos: en vez de mulato, dicharachero y cordial, es blanco, serio, incluso desabrido; en sus conciertos con Pablo Milanés, este hace de poli bueno y Silvio de poli malo: he sido testigo de esto varias veces. Silvio no es precisamente la alegría de la huerta. Es un intelectual malhumorado y dinamitero siempre presto a hacer explotar la poesía en nuestras cabezas.
En definitiva, como dijo en esa joya llamada "Te doy una canción", Silvio nos ha dado canciones como un disparo, como un libro, una palabra, una guerrilla, nos las ha regalado con sus dos manos, con las mismas de matar, y ha dicho "patria" y ha seguido hablando para nosotros. Silvio Rodríguez nos ha dado canciones como da el amor. Y que sea por muchos años.

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