martes, 28 de abril de 2009

¿Escatología? Pasa palabra


Calentamiento global, guerras localizadas, piratas somalíes, SIDA en África, crisis económica mundial de consecuencias imprevisibles, Carla Bruni en España... y ahora, la crisis porcina. Son tiempos escatológicos, en el primer sentido del diccionario, o sea que no hablo de caca, ni nada parecido.
Empezamos por unas vacas que perdían la razón, seguimos por aves griposas, y ahora llegamos a nuestro entrañable cerdo, portador de un virus que se expande por el mundo a través del turismo. No sé qué lección extraemos de esto. En otros tiempos, la cosa era bien fácil: Dios se ha cabreado grandemente con este mundo de pecadores, y, una vez más, va a golpear precisamente donde haya más pobres, y, curiosamente, donde más devotos suyos se congregan. Dios escribe con los renglones torcidos, sí, pero es que se ha pasado de folio una vez más. Esto suena a apocalipsis, y qué contentos estarán por fin los testigos de Jehová, inasequibles al desaliento en sus anuncios agoreros del fin del mundo. Un día acertarán, pero no quedará nadie con quien jactarse de su acierto. De hecho, no quedarán ni ellos, ni los ovnis vendrán a rescatar a los cienciólogos. . Ahora proliferarán nuevos profetas, que se regocijarán con las nuevas plagas, con las hambrunas generalizadas, con el cortijo "Ambiciones", con la subida del nivel del mar, con las partes de un tal Darek, con las facturas de Endesa y Fenosa (los nuevos anticristos) , con la proliferación de "princesas" anoréxicas de internet, pues, revelémoslo, los profetas solo viven de la carroña. Solo nos quedará una esperanza: José Manuel Lúcia, el asturiano que lleva cien años en Pasapalabra. Desaparecerá el mundo, el planeta arderá como una bola de fuego, pero él seguirá impasible, respondiendo a todas las definiciones sin pestañear. Tal vez esta sea la última pregunta que le hagan a José Manuel antes de que el mundo reviente flamígeramente: "Relativo a la parte de la teología que estudia las últimas cosas, es decir, el destino final del hombre y el universo". Él responderá, impertérrito, con ese deje tan asturiano, con ese rosco abecedario coronándolo como un nimbo: "Escatológico".

(Curioso: La palabra "escatología" tanto en la acepción anterior como en la otra, que es "Estudio de los excrementos", provienen exactamente de la misma raíz. Esto es, "logia"> "estudio, ciencia"; "escato"> "último; excremento". O sea que para un griego quedar de último era lo mismo que ser una auténtica mierda. Así ganaron a los persas, claro.)

(¡Última hora! ¡Primicia! José Manuel se ha llevado el bote! ¿Quién nos salvará, pues?)

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