jueves, 16 de abril de 2009

Enemigo a las puertas


La batalla de Stalingrado fue tal vez la más decisiva, junto con la de carros de combate de Kursk, para el desenlace de la II Guerra Mundial. El cine norteamericano no se ha aplicado mucho en esta colosal y atroz batalla al no haber participado los norteamericanos en ella, y supongo que en la URSS hubo decenas de películas heroicas sobre este tema, pero las desconozco. Solo sé de la película alemana titulada "Stalingrado" (larga, dura, descarnada, muy buena), y de la que voy a hablar: "Enemigo a las puertas". Esta película me gustó muchísimo porque, aparte de las escenas bélicas, te hacías una idea de lo que pudo ser esa interminable batalla, podías sentir los 20 grados bajo cero a la intemperie, también el rugido aterrador de los tanques, el ataque cotidiano de los piojos, y además, podías disfrutar del duelo de francotiradores, en una concesión al western, creo yo, entre el oficial alemán König (Ed Harris) y el ruso Vasily Zaitsin (Jude Law), Héroe de la Unión Soviética. Según fuentes fiables este duelo no existió, pero los hay que mantienen que es cierto que el ejército alemán encargó la misión de eliminar a Zaitsin a un noble bávaro. No lo sé, y no me importa mucho. Me importa la historia de la película, y tambien que salga en ella Rachel Weisz, que es una belleza.
Ahora que, si hablamos de verosimilitud, es realmente simpático ver el retrato auténtico de Zaitsin, y el del actor que representa su papel. Ahí debajo están las fotos. Está claro que o los del cásting no se informaron sobre la apariencia real de Zaitsin... o simplemente les importó un pimiento, porque Jude Law tiene un tirón considerable. Estas cosas pasan. Billy el Niño podría ser, perfectamente, Jonathan Rhys-Meyers, y no un actor con la cara de gañán degenerado que tenía el asesino adolescente norteamericano, o Juana Calamidad podría ser Diane Lane, con toda su clase, en vez de la casi deforme y espantosa pistolera del Lejano Oeste. Cosas del cine, ¿no? Después de todo, en la serie "Los Tudor", el citado Jonathan Rhys-Meyers es nada más y nada menos que... ¡Enrique VIII!, y en "El descubrimiento" de Ridley Scott (concesión a los anuncios de perfume y a los anacronismos), la reina Isabel de Castilla, rubia y bajita (y muy guapa, según decían), fue la altísima y morena Sigourney Weaver. Bueno, por lo menos Gerard Depardieu sí que parece Obélix, Bruno Ganz nos espantó a todos creyendo que Hitler había resucitado, y el Julio César de la sensacional serie "Roma" parece haber nacido para representar ese papel. Por cierto, ¡qué pena que se haya acabado "Roma"!
(Por cierto, me he quedado alucinado con los conocimientos de la gente que visita el blog: gracias a Bio-Laura por la información. A veces me siento tan pequeño...)

1 comentario:

kuro dijo...

Esplendida pelicula con un comienzo magistral donde, entre otras cosas, se entrega un fusil a cada pareja de soldados de forma que el segundo de ellos lo usara solo cuando el primero haya caido por el fuego enemigo. Se constata el desprecio de los mandos sovieticos por la vida de los soldados, ciudadanos al fin y al cabo. Claro que un comienzo similar a ese es el de Salvad al soldado Ryan, donde el desembarco en las playas de Normandia se tachó en su dia de excesivamente realista. En este caso no se cuestionó el poco valor de la vida humnana por parte de los mandos aliados.