domingo, 30 de marzo de 2008

Guía para el lector de "Alas Negras"















ALAS NEGRAS (2001)
(Editorial Algaida, Sevilla, 2002)

>Historia de una novela

Un sábado de noviembre de 2001 recibí una llamada nocturna desde Villanueva de la Serena. El presidente del jurado del premio Felipe Trigo de ese año, Alfonso Ussía, me comunicaba que era el galardonado con esta obra en la modalidad de novela breve. Ussía tuvo la poca delicadeza de decirme, y decir al público que se congregaba para asistir a la entrega de premios, que él no me había votado. Al parecer luchó denodadamente para que en la votación final venciese otra novela, y debió de amargarle ese pequeño fracaso. Yo, pese a la falta de tacto y educación de este presunto dandi, apenas pude dormir, ya que se había hecho realidad mi sueño: un año más tarde me publicarían la novela, "Alas Negras", la tercera que escribía. Aún me quedaba un año de espera para verla florecer ante mis ojos. Aún no sabía del formato de bolsillo en que se iba imprimir, formato que hizo que se me cayera el alma a los pies. Pero, como a todo hijo imperfecto, aprendí a amarla.





La entrega del premio por Carmen Serradilla en Villanueva de la Serena
>Claves

El título de la novela me vino dado por una canción de Tom Waits, del álbum "Bone Machine", titulada "Black Wings". "Black Wings", en la canción, es un bandolero temido y admirado, cruel y magnético. Muchos de estos rasgos acabarán por encarnarse en Ernesto Freijo, otro personaje de la novela, y eje central de "Crónica del traidor" así como una presencia inquietante en el relato largo Yo guardaré el secreto. Usé un fragmento de la canción para el epígrafe de la novela, y me apropié asimismo de un extraño procedimiento homicida: el estrangulamiento con una cuerda de guitarra. Un par de años más tarde me sorprendió leer en un artículo de Tomás Eloy Azorín en El País acerca del asesinato de una niña de la alta sociedad bonaerense de principios del siglo XX por el mismo procedimiento.
Para hacerme una idea de la casa de Alas Negras, esa que aparece en la tercera sección del libro, me inspiré en una casa sita en la localidad de Mañente, a dos kilómetros de Monforte de Lemos, una casa aislada en medio del bosque, atemporal, extraña.




La casa de Mañente, deudora de Hansel y Gretel

Alas Negras es un personaje esquivo, que ni yo mismo comprendo bien, tal es su naturaleza. Lo hago aparecer, o al menos a un ser similar que pudo ser él mismo o su predecesor, en el relato "In eremo" perteneciente a Historias de Vega y es una constante en todo el ciclo de Zabiega. Ernesto Freijo se convierte en una especie de aprendiz o siervo, predestinado a ocupar el lugar de Alas Negras. Pero hablaré más de él otro día, si dedico la sección a "Crónica del traidor".
La clave de la novela tiene el nombre de Ulises, y el apellido de Eugammón de Cirene, escritor griego del siglo VI a.C., autor de la obra perdida Telegonía, en la que me inspiré para crear la trama. Fui dejando pistas por la novela para que el lector avezado hallase los paralelismos, algunos realmente difíciles de deducir. Estos son los hechos:
Manuel Vidal, el único superviviente de un maquis que operaba en El Bierzo y alrededores, regresa a su hogar tras quince años en el monte al haber sido dado por muerto. En ese largo período se ocultó, años atrás, en la casa de Ana Valcarce, Cibeles, mujer enigmática de dudosa reputación que encarna a Circe, la maga. Para reafirmar la imagen de Circe le puse como acompañante a un cerdo enorme, ya que Circe había convertido en cerdos a algunos hombres de Ulises. El nombre del cerdo es Arnaldo. Se me ocurrió bautizarlo así porque imaginé un animal rosadote, grande, desagradable y bruto, que asocié directamente con un político vasco homónimo. Lo malo fue que, como le pasó a García Márquez con "El otoño del patriarca", que acabó sintiendo piedad del tirano que creó, me acabé encariñando con ese animalote.
Años más tarde, volviendo a ver la película "Misery" de Bob Reiner, caí en la cuenta de que quizá lo de la mascota porcina lo guardaba en el inconsciente a raíz de haber visto la película años atrás.
En la obra de Eugammón de Cirene, Circe y Ulises tienen un hijo, llamado Telégono, que significa “Nacido lejos”, frase que pronunciará Aurora a Damián. En "Alas Negras" Manuel desconoce la existencia de su hijo Damián, quien, al desconocer también la identidad de su padre, será su ejecutor. Mientras Manuel se aproxima a su hogar, Aurora, su esposa, aguarda a que Damián regrese de cazar, y piensa tanto en él como en el hijo que ella tuvo con Manuel, Fernando, quien encarna el papel de Telémaco al partir hacia el Oeste para recabar información sobre su padre, del que sospecha que está vivo. Fernando será el protagonista de la tercera sección de la novela, "La búsqueda".
En la obra perdida del griego, Telégono mata a Ulises, y después huye de Ítaca con Penélope, quizá para casarse y vivir en algún lugar remoto. Esto nos remitiría al epílogo de la "Crónica del traidor".
Hay otros paralelismos más con la Odisea, de más difícil hallazgo. Igual que Ulises había construido su cama de un olivo, Manuel había elaborado la suya con madera de tejo. El tejo es el árbol tótem de "Zabiega" y de mi novelística, ya que incluso le reservo el protagonismo en un relato de "Historias de Vega" titulado "El tejo de San Cristóbal", y vuelve a aparecer más recientemente en la novela "Ceniza y humo" cuando los protagonistas hacen una excursión hasta el tejedo o “teixedal” de Casaio, en los límites de Ourense y Zamora.


El tejo milenario de San Cristóbal, cerca de Ponferrada


Por otro lado, el otro paralelismo lo hallamos cuando, uno de los años en la guerrilla, el grupo de Vidal tenía a la vista la casa de este, y un cambio repentino de viento hizo que los sabuesos de la guardia civil captaran su rastro, por lo que tuvieron que huir y alejarse definitivamente: eso fue lo que le ocurrió a la nave de Ulises cuando se abrió el odre de los vientos, y se alejaron de su patria, que tenían ya a la vista, para nunca más volver, excepto en el caso del protagonista. Un último guiño al lector es cuando Manuel dice que una vez muerto, él es “nadie”, como dijo Ulises a Polifemo.

>Manuel Girón

Nunca pensé que el hecho de que mi protagonista se llamase Manuel, como el célebre guerrillero Manuel Girón Bazán, llevaría a tal confusión. Estoy por pensar, incluso, que el presidente del jurado del Felipe Trigo ni llegó a leer mi obra, ya que su ideología le llevó a pensar que mi novela sería un relato hagiográfico del maquis, cuando no es así. Pero esto son suposiciones. Manuel Girón sale en la novela, sí, pero ya muerto. Girón fue traicionado y asesinado en unas cuevas en las Puentes del Mal Paso, cerca de Molinaseca. La guardia civil decidió añadir un cadáver al escenario, tal vez para hacer ver que les hicieron frente y no fue una lucha tan desigual. Santiago Macías, en sus libros sobre el maquis leonés, ha investigado exhaustivamente este episodio, por lo que recomiendo que lean El monte o la muerte (Temas de Hoy, Madrid, 2005) a los interesados.

Conocí a Santiago Macías en la presentación de Alas Negras en Ponferrada, en el invierno de 2002, a punto de que le publicaran el libro sobre las fosas del franquismo, y ya en plena vorágine con su labor de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. Desde aquí le felicito por toda la verdad que ha hecho salir a flote tanto él como sus colaboradores. Yo, por mi parte literaria, me permití la licencia de incluir un muerto más en este episodio del asesinato de Girón, muerto que en la ficción creerán identificar como Manuel Vidal. Aparte de Girón el otro muerto, que tiene nombres y apellidos reales, lo hice pasar por el abuelo materno del protagonista de la novela Arroyo de Luna. Recomiendo encarecidamente leer la historia de Manuel Girón, pues condensa todos los ingredientes de una tragedia clásica, aunque lo atroz es que todo lo sucedido fue cierto.

Como aclaración a algunas dudas generalizadas, explicaré lo siguiente: el hombre que visita a Cibeles y (sin pronunciar palabras) le predice su futuro y le da el don de la anticipación es Alas Negras, que es, también, el que roba el libro de Aurora, que reaparece en las últimas páginas del libro, pues la casa a la que llega Fernando no es otra que la de Alas Negras, el hombre silencioso que acompaña a Ernesto Freijo.¿Cuál es el papel de Ernesto Freijo? Bien, pues es el sucesor y de momento aprendiz de Alas Negras. Todo esto queda más claro en "Crónica del traidor", que espero veáis publicada algún día.


Como anécdota, he visto resúmenes curiosos de la novela en la red y en la prensa. Una librería norteamericana la presentaba como una novela sobre la resistencia francesa, y un periódico de Vigo comentaba el argumento de la novela diciendo que por los bosques había unos “monstruos llamados ‘alas negras’”. Entre esto y los pitufos hay muy poco trecho. Por fortuna, existen otras cuatro reseñas periodísticas que se ajustan a la realidad que quise crear con mi novela: estas salieron en el Diario de León, Diario de Pontevedra, Revista Galega do Ensino y ABC.
En Alas Negras no reflejo un paisaje conocido, sino que mezclo en mi cabeza distintos paisajes posibles de diferentes lugares, lo que no obsta para que cualquier persona que conozca El Bierzo, La Cabrera o El Caurel pueda identificarlos como perfectamente creíbles. La naturaleza forma una parte importantísima en la novela, de ahí la profusión de términos relativos a la flora y la fauna, aunque especialmente a los árboles. Los dos árboles fundamentales son: el tejo, relacionado estrechamente con Manuel y, paradójicamente, también el árbol en el que habita el mirlo, pájaro heraldo de Alas Negras; el árbol de Judas o árbol del Amor, que representa a Ernesto Freijo, por su ambivalencia. Existía hasta hace poco un árbol de Judas en la Calzada Nueva, en Ponferrada, en una vieja casa ahora derribada que te encontrabas al bajar la Calzada Vieja. Es este que pueden ver en la foto.


En la novela, el propietario le dice a Manuel que se trajo unas semillas de los árboles de las calles de Madrid, lo cual es ficción pura.
El espíritu natural de la novela me ha perseguido intermitentemente desde hace siete años: hace tres años escribí "Serbal de cazadores", posiblemente mi mejor relato, y decidí incluirlo en la colección de cuentos "Historias de Vega", en posición preeminente, por lo que hube de hacer algunas modificaciones en el resto de los relatos. Pronto lo publicaré en este blog.

>Una recomendación
A todos los que les ha gustado Alas Negras es muy posible que les guste "Los girasoles ciegos" (Anagrama), del tristemente fallecido Pablo Méndez, una obra ciertamente impresionante, que recomiendo encarecidamente a todos los amantes de la literatura. Y si el tema del maquis les ha enganchado, léanse el clásico de Julio Llamazares Luna de lobos (Seix-Barral).

>Una aclaración
En la página 63 de la novela hay un error. Donde se lee “Martín Vidal” tendría que leerse “Martín Valcarce”.

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