No sé si estaréis de acuerdo, pero pienso que de los tres Reyes Magos hay uno que siempre me ha parecido un intruso. Cuando era pequeño, lo veía así: por un lado, estaba Baltasar, el rey negro, exótico y sabrosón; por otro, Melchor, el rey rubiazo y venerable, imagen de la venerabilidad, que recordaba a algún amigo del Capitán Trueno. ¿Y Gaspar? Era un bulto emparedado entre el exotismo y la majestuosidad. Sería por tener el pelo castaño, que es tan común aquí. Digo yo. Y es curioso que ni los Reyes de Oriente han escapado a consideraciones políticas: los progres tendían a rechazar a Melchor (¿por rubio? ¿por pinta de centoeuropeo? No lo sé), y a alabar a Baltasar; pero bueno, es lógico si pensamos en que era la época de la descolonización, de Malcom X, Angela Davis, los Panteras Negras, Luther King, etcétera. Una vez más, de Gaspar no había noticias.
Pues algo de un cariz aproximado le ocurrió hace un mes a otro Gaspar: Gaspar Llamazares. Porque aun siendo el tercer rey en votos, quedó, con dos únicos diputados, totalmente periclitado por los dos reyes del electorado español (los cuales, por cierto, ni son exóticos, ni majestuosos), e incluso algún marquesillo de provincias y algún baroncete de pueblo le pasaron por encima gracias a la inefable ley electoral española, sumada a la Ley D'Hont.
Pero, dejando aparte estas leyes, existe una paradoja en la existencia de IU. Muchos podrán alegar que en los momentos difíciles el PSOE les roba los votos "útiles", pero yo creo que IU está a expensas de un partido totalmente opuesto: el PP. Es decir, si el PP se modera y deja de sacar el colmillo retorcido(parece que se va encaminando poco a poco a esa deseada moderación), la gente del amplio espectro de izquierdas perderá el miedo a que el PP gane las elecciones, y muchos miles de votos regresarán a IU.
Con todo, esto sucederá algún día, sobre todo si el nuevo líder de IU resulta ser alguien del estilo de Llamazares (Rosa Aguilar sería perfecta), o sea, alguien a quien el odio por el PSOE no le ciegue, y le lleve a adular a y a cooperar con la extrema derecha con tal de tumbar a los socialistas, cosa que hizo el infame Califa, jugando a las cartas con Aznar, alabando a Gómez de Liaño, a Pedro Jota, etcétera. Los extremos se tocan. Los totalitaristas se miran en los espejos y no se distinguen unos de otros. Gracias a Anguita dejé de votar al PC y a IU durante años.
Quede para la Historia también la despedida de Gaspar, el rey que se coló en la foto, con las lágrimas de sus allegados, con la dignidad de un hombre bueno y necesario, un político capaz de conjugar en afirmativo el verbo dimitir (otro pierden dos elecciones, y ni mu). Desgraciadamente, la línea dura anguitista del PC estará haciendo leña del árbol caído. Árbol del que esperarán sacar sus Frutos (¿pillan el gracejo?).
Ave Rey Gaspar. Vuelve, por favor, como el turrón por Navidad.
Al mismo Gaspar Llamazares.
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