martes, 25 de marzo de 2008

Waltz #2: Elliott Smith










"Canciones que debes conocer (e incluso escuchar)"

Para mí Elliott Smith fue un gran hallazgo que debo a mi cuñado Juan Pedrido. Me gustan demasiadas canciones, pero tengo que personalizar en una: "Waltz #2" del disco "XO". Es una canción sobre un chico (presuntamente Elliott) que ve cómo su amor se ha casado con otro, y la ve pasar por la ciudad, aunque cree detectar en ella una tristeza que no quiere revelar a los demás. Esta canción está emparentada con otra de mis favoritas, "All cleaned out", rescatada de los años en que grabó sus obras maestras, "XO" y Either/Or" a principios-mediados de los noventa, en el álbum "New Moon".
El vals número 2 posee un estribillo desgarrador por lo romántico y lo desesperanzado, una canción muy apta para cuando uno se halla sentimental y canta las canciones con entrega: "I'm never gonna know you now / but I'm gonna love you anyhow" (Ya nunca te voy a conocer pero de todos modos siempre te querré).
No obstante, si hablo de "XO" (que significa "besos y abrazos" en las cartas y los mensajes) no puedo menos que citar "Bottle up and explode!", tal vez el tema más georgeharrisoniano de Smith, y mira que tiene unos cuantos. Existe una versión con piano de este tema que te pone los pelos de punta, y te hace recordar la legendaria "While my guitar gently weeps" de The Beatles, a la que tuve acceso gracias a las búsquedas infatigables de mi amigo Juan Castaño ( AKA Jack Chestnut the Searcher), a quien tuve el honor de dar a conocer a Smith.
Y también, cómo no, debo citar esa obra maestra de su último álbum de estudio "From a basement on a hill": "King's Crossing". O "Division Day", un título que uso frecuentemente como seudónimo en la plica de los concursos a los que me presento. O "Between the bars", que me olvidaba. Escuchadlas, pero tened cuidado: si Elliott entra en vuestro corazón, será muy difícil que lo expulséis. Es como el cuclillo: nace del mismo tamaño, pero crece mucho más que los polluelos del nido en que lo abandonó la madre cuclilla.
Por otro lado, comentar un dato un tanto extraño sobre su muerte, hace cosa de cinco años. Elliott era un hombre de tendencias suicidas, innegablemente, además de drogadicto, ciclotímico, y quién sabe cuántas cosas más. De hecho años atrás hizo una tentativa de suicidio que fracasó, pero se malhirió gravemente. El caso es que el día en que murió estaba con su novia, Jennifer Chiba. Según la versión de esta, discutieron, y ella se encerró en el baño. Acto seguido oyó un grito, y salió de su encierro. Vio a Elliott con un cuchillo clavado en el pecho. Poco después se desplomó. Curiosamente, dejó un post-it diciéndole que la quería y lo sentía, aunque con su nombre escrito incorrectamente. Es raro que uno escriba mal su nombre, a no ser que se llame Schwartzenneger (¿lo he escrito correctamente?).Y, otra cuestión curiosa: tenía más de una cuchillada en el pecho. No sé si saben ustedes que NADIE es capaz de acuchillarse más de una vez: los japoneses precisaban de ayuda cuando se hacían el hara-kiri, pues un elegido les cortaba la cabeza en cuanto el cuchillo entraba en el cuerpo. Por tanto, si ni siquiera un japonés es capaz de hacerlo, ¿cómo pudo Elliott clavarse el cuchillo más de una vez? Misterio. Dicen por ahí que no se quiso profundizar en las investigaciones. Al fin y al cabo, era un drogata feo y triste con aspecto de mendigo y tendencia a perder el control. El Sueño Americano, vaya.
En fin, rindámosle un homenaje escuchando sus canciones eternas.
Adiós, Elliott.
Adiós, todos.

A Juan Castaño

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