domingo, 22 de noviembre de 2009

Dictámenes judiciales

Imaginaos que os vais de vacaciones, y que al cabo de dos semanas volvéis a vuestro piso alquilado, y éste está tomado por unos okupas. En otros países, simplemente los inquilinos llamarían a la policía, y ésta desalojaría, como fuese, a los ocupadores ilegales. Pues en Barcelona va a ser que no. Un juez de esta ciudad protege a los invasores porque son desheredados de la tierra. Sin embargo, los que alquilan el piso y pagan religiosamente ese alquiler porque de no hacerlo perderían sus derechos sobre ese piso de protección municipal (ubicado en el barrio del Raval, el más marginal del centro de Barcelona, o sea que haceos cuenta de los ingresos de los alquilados) tienen que ver cómo esos okupas tan ideales y majos les tiran los enseres por la ventana. ¿Esto cabe en alguna cabeza? esto es indignante, y creo que sólo puedo hallar una explicación lógica si me circunscribo a la ciudad en que han sucedido los hechos: ciudad en la que, por unanimidad de la corporación, cualquiera puede pasear en bolas por sus calles si sale de las narices o de otro lado.
A mí me parece que Barcelona quiere convertirse en una especie de Arcadia del siglo XXI, un lugar angelical en que sus habitantes rechazan a los toros (Barcelona llegó a tener tres plazas de toros estables en tiempos cercanos), usan la bicicleta como si fueran holandeses (en mi última visita pude percibir la irritación de muchos ciudadanos ante el abuso de los usuarios de velocípedos, que se creen con derecho a meter sus bicis hasta en los teleféricos, y a circular a toda pastilla por las aceras), y el nudismo es un objetivo generalizado a corto plazo (ahora vienen las quejas de los ciudadanos por algunos que se pasean por toda Barcelona en pelotas). Como siempre en este país se confunde la gimnasia con la magnesia: nadie es un criminal porque le gusten los toros, ningún okupa es un héroe de la clase trabajadora porque ni trabajan ni tienen la intención (y además, no es que sean precisamente unos angelitos) , nadie tiene por qué desnudarse en público si no le gusta (y ahora vienen los lamentos por las repugnantes fotos de prostitución en el centro del Barcelona, pero ¿alguien se puede extrañar?), y nadie debe confundir los términos: sintiéndolo mucho, nudismo no equivale a izquierdismo y progresía, y si no, infórmense de quiénes popularizaron el nudismo en Occidente: los nazis. Y salvaguardar a unos okupas que le quitan la vivienda a gente trabajadora que las está pasando canutas no es de un izquierdista: es de un auténtico y genuino gilipollas.

2 comentarios:

nerjeño dijo...

Barcelona no es sino la experiencia piloto que nuestros políticos progres quieren aplicar al resto del País.
En cuanto a lo de los okupas,algunos están empezando a darse cuenta de que puede pasarle a cualquiera. Sin embargo nuestros políticos no moverán un dedo por las víctimas hasta que no les afecte a ellos; como sucedió, en su día con el terrorismo etarra.
La única manera de que espabilen es okupar sus casoplones de verano.

http://antiokupas.blogspot.com/

pedro dijo...

Me temo que no es un problema de Barcelonqa ni tampoco limitado al “movimiento okupa” que usa estos terminos como si de un movimiento de liberacion se tratase. Mas bien es que nos hemos ido al extremo absurdo del todo vale.

Hace unos dias y durante una semana estuve en New York, la capital del mundo sin lugar a dudas. Evidentemente es muy poco tiempo para juzgar nada, sobre todo teniendo en cuenta que N. York - tan multicultural – debe ser muy poco representativa de
una sociedad como la americana. Aun asi hubo cosas que me sorprendieron. Como todas las ciudades del mundo tiene zonas en las que mejor no aventurase si no vas acompañado de un nativo, aunque muchas menos de las que la gente piensa y muchas menos aun de lo que la mítica de los años ochenta nos hizo pensar. Una de las sorpresas fue la sensación de seguridad que tienes en todo momento. Nada mas llegar al hotel bajamos a dar un paseo por Times Square y alli en medio del bullicio vimos en una esquinita de la calle unas cuantas mesas acompañadas e la correspondientes sillas de tijera, algunas vacias y otras ocupadas con personas comiendo algo o sencillamente sentadas; inicialmente pensé que serian de algun restaurante pero rapidamente te das cuenta de que no es asi. Para mi sorpresa al dia siguiente las sillas y mesas (por cierto de un modelo que aparece en el catalogo de Ikea) estaban en su sitio. Estos rincones abundan en la ciudad. Otras cosas “sorprendentes”: calles limpias, pintadas (¿tengo que llamarlas graffitis?) ausentes o en todo caso limitadas a las azoteas en los extrarradios, … y no vi mas camaras en las calles de las que encuentro en Salamanca, Leon etc. Se podria argumentar que el motivo es la cantidad de policias que hay en la calle, y probablemente tiene que ver, pero ningun policia obliga al ciudadano a pedir perdon cuando te roza con su hombro en el metro, a cederte el paso en cualquier entrada o ayudarte cuando te ven con un plano y cara de perdido. Eso es algo como la amabilidad y educación, que aqui hace tiempo que se perdieron.

Viene esto a cuento de los okupas, pero tambien de la patada a la papelera, el botellon, la barbacoa en la playa, la vomitona en el portal … los asaltos nocturnos, a los chales, las palizas a los dueños de los bares, el fulano que mata a una chica y sale con una condena de doce años, … (Tengo un amigo joyero que relata muy bien la seguridad de su sector: te llega un tio con un bate, mamado y/o drogado y entra en tu establecimiento, te pega una somanta de palos y se lleva lo que le parece. Si el asunto le sale mal el primer atenuante será que iba borracho: reduccion por no estar en su sano juicio. Y esto en le mejor de los casos porque en lugar del bate puede sacarte otra cosa. Claro la logica indica que antes de meterle un palo a alguien te tomes un par de copazos)

Me quedo con la policia en la calle y que nadie deduzca de esto que viviriamos en un estado parapolicial. Si lo hace es que es bobo del culo o no leyó el articulo que ayer mismo publicaba El Pais referente al control sobre los habitos de los ciudadanos desde sus telefonos moviles