jueves, 15 de mayo de 2008

Santillana o la refutación de Newton


GRANDES HÉROES DEL DEPORTE


Yo era un futbolista nefasto, lo cual, siendo hijo de futbolista, no dejaba de ser frustrante. Miren en la foto de la izquierda, por cierto, la planta de mi padre, allá por los años cuarenta. Era un tipo duro y técnico, no en vano nació en Argentina: futbolista de potrero, como dicen por allá (pronunciado ashá). Pues, como decía, con el balón en los pies era un manojo de nervios, y miraba abajo como un cabestro. No era lo mío, aunque mejoré considerablemente con los años. Sin embargo, sí que fui un buen cabeceador, y debo reconocer que el espejo en que me miraba se llamaba Carlos Alonso Santillana, el nueve del Real Madrid durante tres lustros. No dejaba de ensayar sus remates, y debo decir que aún recuerdo dos goles antológicos de esta suerte futbolística: uno, en plancha, desviando el balón a la escuadra contraria (este se lo metí a mi primo Fran), y otro, entrando con potencia, y dando el balón en la cara interior del larguero (este, en los campos del polígono de Ponferrada). Son mis humildes momentos estelares.

De Santillana la gente tiende a recordar sus primeros tiempos, en que se mostraba muy torpón con el balón en los pies, y a negarle grandeza. En realidad era torpe en sus principios, era estilo Zarra, el ariete clásico. Se dice que incluso quería tirar los penaltis con la cabeza, pero creo que es exageración. Con todo, la gente olvida la evolución que se fue produciendo en él, y también algunos goles antológicos que, de haber sido firmados hoy en día por Messi, Cristiano Ronaldo, Kaká, etcétera, los diarios deportivos y los telediarios entrarían en autocombustión. Uno se lo marcó al Barcelona, por cierto, con sombrero de espaldas al central y subsiguiente volea con la izquierda desde fuera del área que entró por la escuadra. Creo que supuso el cuatro a cero de un partido de liga de finales de los setenta (¿1978?) en el Bernabéu.

Pero cuando hablamos de Santillana, los que de verdad lo disfrutamos, todos vemos a un hombre que rebasaba escasamente el uno setenta, despegando, dejando el suelo a un metro de distancia... y quedándose en el aire, en suspensión, unas décimas de segundo prodigiosas, decidiendo por dónde enviará ese balón con su testa de precisión. Marcó cientos de goles con la cabeza, y de él dijo Carnevalli, portero de la selección argentina en los setenta, que remataba tan fuerte con la cabeza como cualquier otro con el pie. Le creo. A él se rindieron los espectadores del Olímpico de Munich cuando superaba en cada salto al gigantón Schwartzenbeck (autor del trágico empate de la prórroga de la final de la copa de Europa de 1974, Bayern-Atlético de Madrid) y al monstruoso Maier (Alemania se ha especializado en porteros asesinos o, como mínimo con cara de perro: Maier, Kahn, Schumacher...). Ante él se plegó toda Italia cuando con un gol inverosímil (de cabeza, escorado y sin ángulo) batió al Inter de Milán en las semifinales de la UEFA de 1985. Ante él se rindió el Bernabéu cuando culminó la gesta de eliminar al Borussia en la UEFA de 1986, con un gol de fe y rebotillo (que también valen)y al Derby County, con dos goles antológicos, y otra vez al Inter, y al Colonia... y a todos los grandes. Porque él, aparte de volar, no claudicaba nunca, y su casta y valor le valieron numerosas lesiones, incluso romperse la órbita ocular.
Se ha hablado después de grandes cabeceadores, como Kocsis, o Zamorano, por ejemplo, pero, sinceramente, en este último caso,no hay que confundir potencia desmandada con potencia con precisión, y un toque de estética. Santillana era como un Ferrari en vuelo, era como el coche de Fantomas, se decía que tenía alas en los tobillos, como Mercurio. Sus enemigos lo recuerdan: Neeskens aún habló hace poco de él.
Otros dos delanteros españoles me dejaron una profunda huella por su humanidad y su honradez: Gárate y Quini. Eran rara vais en el fútbol español, lleno de indocumentados.
Quede el recuerdo de Santillana, su despegue de Harrier, su escorzo en pleno vuelo viendo cómo los enemigos van cayendo por pura gravedad, y quede la imagen de él conectando el cabezazo, enviando el balón a la raya de gol, imposible de alcanzar, como él. Un futbolista de raza, de casta y esfuerzo, que representaba a la perfección el clasicismo, esos valores de los que el Real Madrid hizo su bandera durante décadas... hasta que llegó la Quinta del Buitre, y Butragueño, el primer jugador posmoderno de España, lo destronó, y la cultura del club cambió radicalmente hacia un espectáculo, el de la Quinta (impresionante, debo decir), que olía a Axe en vez de a linimento. El Real Madrid ha vuelto desenterrar el bote de linimento y el tarro de la grasa de caballo para las botas. Veremos si pueden con el eclecticismo futbolístico de estos tiempo.
Gracias, Santillana, por los goles, y por la estética, y por el valor.


A Chiru, madridista hasta la médula, y a Paco Peña, socio y sufridor

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una puntualizacion, el mejor cabezazo de Santillana y una recopilacion de grandes goles.

Santillana nunca perdio un riñon jugando al futbol, ni tan siquiera lo perdio en apuestas de niños. Nacio con ambos riñones pero en el mismo lado y su descubrmiento provocó una enorme polemica sobre si debia o no abandonar el futbol por el peligro que suponia que un golpe en el mismo costado pudiese afectar a ambos riñones.
Quien si sufrio la extirpacion de un riñon por motivos deportivos (un choque con Dani extrema del A. de Bilbao) fue Jorge D'Alessandro, aquel portero argentino de la Union Deportiva Salamanca que formo un fantastico equipo con Angel (luego en el R.Madrid),Rezza, Alves (el portugues de los guantes negros) ... Tambien en aquel caso la presion para que D'Alessandro dejase el futbol entretuvo durante varios dias a la prensa nacional, hasta que el propio interesado dejo claro que su intencion era continuar como portero.

(Seria interesante que el autor de este blog dedicase alguna entrada a los comentaristas
argentinos: Valdano, D'Alessandro y la aportacion que hacen al teatro todo ello en contraposicion
a Alfredo Di Stefano, probablemente el mejor no-comentarista que ha existido en television).

Recuerdo goles de Santillana, se podria decir que volando por encima del anfiteatro del Bernabeu,
muchos de ellos fantasticos, pero tengo en la memoria el 7 de Junio de 1978. En el Estadio Parque
Municipal de Mar del Plata, tras un centro por la derecha se enfrentaron Leao y santillana, quien de cabeza (y ante el estupor del portero que no se lo podia creer) dejó el balon solo apenas a tres metros frente a la porteria. Entre ambos solamente se encontraba el defensa brasileño Amaral. Lo que siguio a continuacion ya pertenece a la historia del futbol español.

Otros grandes goles: tuve la fortuna de ver jugar a Enrique castro (Quini) con el Barcelona de
Maradona y Schuster, que en el calentamiento previo al partido peloteaban exclusivamente entre ellos como si supiesen que aquella sociedad era pura dinamita, (en potencia claro, que luego por unas cosasu otras no llego a gran cosa; recuerdo tambien a Maradona dando los tipicos toques de balon con la
peculiaridad de que lo enviaba a tres metros de altura). En aquel partido, que terminó con 0-3, Maradona marco un gol antologico evitando a Juan Jose, -alias Sandokan, un lateral derecho
proveniente del Cadiz y amante de la noche y las mujeres madrileñas y esto tambien lo puedo certificar-
con un regate en la mismisima linea de gol que mando al defensa contra las mallas. Todo el Bernabeu
se levanto para aplaudir aquel gol (la imagen de hace dos temporadas aplaudiendo a Ronaldinho no es
nada nuevo).

Por supuesto la mano de Dios se me antoja sublime y sobre todo por ser ante los protestantes ingleses. Despues de todo un descendiente de conquistadores, vengó Traflagar y mando a los nietos de Nelson devuelta a casa. De todas maneras hay centenares de ellos y seria imposible elegir
uno, y si no un vistazo a google y a ver quien es el bonito capaz de escoger.

Mi favorito en los ultimos años no corresponde exactamente con un gol aunque así terminase.
Es el regate genial de Redondo en Old Trafford contra el Manchester y gol de Raul para llevar
al Madrid camino de su 8ª copa de Europa. Nunca me canso de verlo.