jueves, 8 de mayo de 2008

Los Lorchos, un grupo de leyenda


LOS LORCHOS, UN GRUPO LEGENDARIO





Un lorcho es un pez de roca habitual en las rías gallegas, un pez muy poco apreciado por ser pequeño, feo, cabezón, y estar lleno de espinas. O sea, que atrapar un lorcho es lo más decepcionante que le puede ocurrir a un pescador. No es coincidencia que mis primos, Fran y Jose, y yo mismo, eligiéramos ese nombre para el grupo pop-rock-underground que creamos en 1976. Éramos tan underground que nunca llegamos a tocar delante de nadie, lo cual haría las delicias del artista más elitista del mundo.

Los Lorchos bebíamos de nuestros gustos musicales, por supuesto (principalmente Beatles y Bowie), y éramos capaces de hacer absolutamente irreconocibles nuestras influencias, lo cual también es meritorio. Por poner algunos ejemplos, en una canción, Tanda, intentamos hacer coros tipo Queen, y nos salió el coro de tres tipos intoxicados de Veterano de Osborne; o el caso de nuestro homenaje a Bowie, titulado El viejo camaleón moteado, que acabó por parecerse a Bob Dylan, más que nada por la extensión de la canción, y por el toque de la armónica.

Pero no he presentado a los músicos. Somos los tres de la foto, años después. De derecha a izquierda, somos Fran, Jose y yo. El único instrumento, digamos, racional, era la guitarra, que tocaba Fran. Era una guitarra imposible de afinar, por tener el mástil algo doblado, perteneciente a mi hermano José Javier. Fran componía la música, o, mejor dicho, iba adaptando acordes a las canciones que iba generando Jose sobre la marcha, pues ese era el secreto: ¡nunca sabíamos qué iba a salir! Y hay que admitir que Jose, si bien voz no tenía, sí que tenía un ingenio espectacular al irse inventando letras de canciones que, por encima, tenían sentido. Tal vez el defecto es que eran canciones-río, interminables. Yo, por mi parte, aporreaba con dos bic un tambor de Colón. Mi absoluta falta de sentido del ritmo era lo más destacable en mí. Tenía que alejarme del cassette en que grabábamos para que no se oyera solo el crak-crak de la batería. Yo era como el futbolista malo del equipo que lo único que hace es llevar el balón para que jueguen todos. Yo, ponía el cassette y el estudio de grabación.
¿Tuvimos nuestros momentos dorados? Por supuesto. Pedro el Arroás ha pervivido por siempre en nosotros (cuando era pequeño Pedrito le llamaban, quería ser ballenero, loco le llamaban, las chicas, ermitaño...); Nunca más sigue siendo legendario (ahora todo se acabó, me llevaré mis palos de golf, no le enseñaré a Johnny a hacer los deberes nunca más...); La historia de Gloria la astuta y su galán el Trompas estaba inspirada en temas interminables de Dylan, estilo Joey ; en La batea llena de carne podrida fantaseábamos sobre nuestra venganza homicida contra algunos habitantes del barrio de Corea, en Vilanova de Arousa; Barlovento sacaba a la luz el lado más moralizante de Jose (...donde te ahogas en alcohol, podredumbre y vicio...); en el tema "¿Bailas?" "No" acabábamos suicidándonos en el río Furelos (algo simbólico, pues es el apellido que compartimos los tres) al habernos dado calabazas en un baile todas las lugareñas de Melide; Castillos en la arena era algo así como nuestra Her Majesty, o incluso Wild Honey Pie de los Beatles, es decir, un divertimento atroz del que, no obstante salió una frase muy utilizada por nosotros: Una coca-cola nunca viene mal. Y me olvidaba de nuestra rama más intelectual, con El bañador negro: el interlocutor de la chica del bañador negro le pregunta si lee a Kant o Schopenhauer, y también se pregunta quién oirá el ruido de un árbol que cae en un bosque (esto era un plagio de la serie Kung-Fu, así como la melodía era un plagio de Pink Floyd).

Ya os habréis percatado que nuestro letrista no estaba dotado para canciones del verano, es más, que existía una tendencia exacerbada al dramatismo por su parte. Antes de grabar El viejo camaleón... le propusimos que la canción acabase bien. Era la típica historia del joven que se convierte en estrella de rock. Todo iba sobre ruedas, pero Jose no pudo evitarlo. En el último verso, un joven fan le mutila las cuerdas vocales. Y hubo más, una especialmente buena, de la que no recuerdo el título. Recuerdo esta frase: me sumerjo en las aguas para no volver a salir (observen el tono), me duele la mente, tengo las uñas muy sucias... Estas canciones y otras más formaron parte de nuestros tres elepés (cassettes, mejor dicho): Lorchos in the flowers, Mister Mojo y Nosotros, Los Lorchos.
Años después se grabaron dos canciones póstumas, esta vez, por fortuna para el desarrollo de todo, no intervine yo, sino Domingo Coto, que tocaba un organillo. La primera, instrumental, era Muy apurado, que sería una perfecta sintonía para un programa de radio; la otra, La muralla, era el homenaje de Los Lorchos a China Girl de David Bowie. Queda para la microhistoria el verso tus piececillos comprimidos por aquella horma fatal.
En rigor, debo decir que la formación de Los Lorchos fue una de las mejores experiencias de mi inestable adolescencia, experiencia incomprendida por el resto de la familia, me temo, que no llegó a captar el espíritu del grupo. Aún hoy recuerdo las canciones y me echo a reír, incluso escribiendo esta entrada me estoy partiendo de risa. Sí, la risa. La risa que van diluyendo los años. Nosotros nos reímos tanto, que creo que agotamos la producción. Eran días de risa, de incertidumbres, encontronazos, de un deseo de madurar y de dejar de sufrir en esa tierra de nadie que es la dolescencia, tumbados en la playa viendo cómo pasaban de largo el verano y nuestros deseos de aventuras. Nunca olvidaré aquellas grabaciones. Ninguno de nosotros lo hará. Era el aglutinante en momentos en que nos dispersábamos, sin saber en qué dirección. Es algo que quedará para siempre, perenne e inamovible como la playa de nuestra adolescencia.
A Jose y Fran, por todas la risas, por el coñac peleón de La Sirena, por esos días inolvidables e irrepetibles.








2 comentarios:

Anónimo dijo...

El concepto del grupo "Los Lorchos" no es más que la expresión del amor mutuo entre tres chavales. Un amor difícilmente de entender o concebir. Todd, Mike, I luv ya

Freak Ex Lorcho

Mario dijo...

Y después soy yo el friki.... jaja

"Los Lorchos"... grandes por las tierras de Corea XD Recuerdo que tuve el privilegio de tener una cinta(maqueta?) en mis manos hace muchos años, pero ahora sólo me acuerdo de un nombre, que ni siquiera sé si realmente es correcto: Sandra!

Estaría bien poder escuchar una de esas canciones seguida de una de las que actualmente toca Fran (tierra de contrastes!) :P

Un Lorcho-abrazo!!!!