viernes, 6 de mayo de 2011

Demandas absurdas/ fallos esperpénticos

Recupero un artículo de Javier Marías de hace unos cuantos años, y vuelvo a partirme de risa. Resulta que en EEUUexisten unos premios llamados Premios Stella, que galardonan los fallos judiciales más esperpénticos en relación con reclamaciones. Aquí os escribo algunas:

a) Una mujer de Texas recibió una compensación de 780 000 dólares de un a empresa de muebles porque estando en una de sus tiendas, un niño tropezó con ella, y la mujer se fracturó el tobillo. Pues bien, resulta que el niño que la hizo tropezar era nada menos que su propio hijo.

b) En Pennsylvania, un ladrón entra en una casa, la desvalija, y cuando va al garaje de la casa con el botín, se queda atrapado a causa del mal funcionamiento de la puerta. Como la familia desvalijada estaba de vacaciones, el ladrón pasó una semana encerrado en el garaje, alimentándose de agua y comida de perro. El jurado, que teóricamente iba a condenarlo por tentativa de robo, acabó por hacer que lo indemnizaran con 500 000 dólares, nada menos, por la ansiedad que tuvo que pasar el pobre hombre.

c) En California, un hombre tuvo que pagar 74 000 dólares por haber atropellado la mano de otro hombre. Lo que pasa es que este segundo hombre estaba robándole el tapacubos cuando el conductor arrancó. Pero eso es pecata minuta.

d) En Arkansas, un hombre recibió unos 15 000 dólares del dueño de un perro que le mordió el culo alevosamente. Iban a pedirle más, pero fue un atenuante el hecho de que el mordido había estado disparándole perdigonazos al perro previamente.

e) Una mujer de Pennsylvania resbala en un bar porque hay restos de refresco en el suelo. Se parte el coxis. El jurado le concede 113 500 dólares... y eso que fue ella la que acababa de echarle el refresco a la cara a su novio, durante una acalorada discusión.

f) Una mujer de Delaware se cae de la ventana del cuarto de baño de un club nocturno y se parte los dientes. El club le tuvo que pagar 12 000 dólares... y eso que la mujer se cayó por allí porque quiso entrar por el cuarto de baño para no tener que pagar los tres dólares que costaba la entrada al club.

g) Por último, el Premio Stella de aquel año fue para un conductor de Oklahoma que se compró una autocaravana. Salió a la carretera en su flamante vehículo, y en un momento abandonó el volante y se fue a la parte de atrás para hacerse un café. Obviamente, se salió de la autopista, y siniestro total. La empresa que le había vendido la autocaravana tuvo que apoquinar 1 750 000 dólares y un vehículo nuevo porque al parecer no le habían especificado al comprador que el coche no conducía por sí solo.

Comenta también Marías que hubo una mujer que metió al perrito en el microondas (tal vez tenía frío, el pobrecillo), con consecuencias esperadas. Demandó a la compañía por no haber especificado que ese uso de la máquina era desaconsejado. Creo que le sacó algo a la compañía.

Ah, América, América... un inmenso jardín, esto es América, decía Nino Bravo. Un jardín de leguleyos pirados, añadiría yo.

(Dedicado a mi compañera Maite, que ahora visita el blog)

2 comentarios:

Grilo do Demo dijo...

Respecto a eso último (aunque yo había oído que era un gato, pero tanto ten), parece ser que en las instrucciones de algunas motosierras pone "no parar con las manos ni con los genitales". No sé si es una leyenda urbana, pero puede que obedezca a algún caso como estos...

Grilo do Demo dijo...

Ah, y lo metió para secarlo porque lo acababa de bañar, por lo visto.