lunes, 25 de abril de 2011

Operación Gladio


Estoy acabando el último libro de Benjamín Prado, Operación Gladio, que es tan adictivo como el anterior, Mala gente que camina. En el más reciente se mezclan personajes reales con personajes ficticios y personajes reales bajo otro nombre, caso de Juan Urbano, que es el alter ego de Benjamín Prado, o Isidoro Mercado, que es en realidad Felipe González, por poner dos ejemplos. La acción transcurre en el presente, pero la trama se retrotrae a los años más duros de la Transición, hasta el 23-F, e incluso más allá, a la posguerra y la creación del Valle de los Caídos, y el hecho trascendental que se trata es la matanza de los abogados laboralistas en la calle Atocha en Madrid, en enenro de 1977. Según la novela, la Red Gladio que da título al libro era una red criminal auspiciada por la CIA, que, según la novela, pagó en unos casos a sicarios y manipuló en otros a grupos diversos (según la teoría expuesta en el libro, incluso a los GRAPO, las Brigadas Rojas...) para crear un estado de crisis y violencia política y terrorista en la Europa de los 70 que provocaría el rechazo de la población a los partidos comunistas occidentales de las más variadas tendencias, y que luego se extendería a Sudamérica.
Esta es la teoría, pero hay más, como dirían en la Warner: la teoría conspirativa del 23-F, por ejemplo, o la participación de la CIA en el atentado a Carrero Blanco, aunque en este caso no concuerda con la teoría general, creo yo. En fin, que el libro está muy bien, es muy actual, muy entretenido e interesante y está muy bien escrito. Las teorías, pues uno puede tomar unas en consideración, y otros, otras. Y también es cierto que muchos de los personajes son muy creíbles, como la jueza Bárbara Valdés, pero otros no tanto, como el mencionado Juan Urbano, cuya reacción a la desaparición de la mujer con que vivía no me pareció muy normal, que digamos. Subyace el pensamiento de Expedientes X: el gobierna niega todo conocimiento/la verdad está ahí fuera. Y sí, aunque entretenida, es excesiva, pero es el espíritu de los tiempos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una gran historia para una mala novela. Y lo que es peor, escrita apresuradamete, sin comprobar, sin corregir. La protagonista viaja de Madrid a Florencia en un horario imposible. Al cementerio de Navacerrada no se puede ir en tren. Antonio González Pacheco, Billy el Niño, no ha muerto. Oliveira Salazar no era el dictador depuesto por la revolución del 25 de abril en Portugal. El PSOE no pudo preparar las elecciones de 1976 porque se celebraron un año más tarde.
Son tantos los errores que acaban por sacarte de la narración.
Es una pena.