lunes, 1 de noviembre de 2010

Novelas cortas



Ahora que el escritor que no saque una novela de 1000 páginas parece un burro o un paleto, yo estoy cada vez más enganchado a las novelas cortas o, al menos, razonables. Las dos últimas que he leído son altamente recomendables. La luz es más antigua que el amor del asturiano Ricardo Menéndez Salmón es una obra breve y conmovedora. Es una novela que infaga sobre los límites y la pasión del arte, en su función y en sus esplendores, tomando como pretexto el libro que escribe el alter ego del autor, Bocanegra, sobre tres pintores, uno real (Rothko) y dos imaginarios. La parte final ha conseguido conmoverme como pocas. Soy conmovible de por mí, lo sé, pero recomiendo a todos que leáis esas últimas páginas en las que el autor apócrifo lee su discurso al ganar el Nobel de literatura, en el que ensalza la función del arte como único modo de consuelo en el mundo atroz en que vivimos, pues la obra enfatiza el compromiso del artista contra todas las fuerzas que quieren hacerle zozobrar, léase las dictaduras, o la heterodoxia religiosa, o también el voluble mundo de los marchantes de arte. Más que una novela es un ensayo, escrito irreprochable, luminosamente por este autor, ya consagrado en los altares de los autores de calidad por su anterior Trilogía del Mal.
David Monteagudo, el gallego autor de Fin vuelve a las librerías con Marcos Montes, novella sobre la experiencia de un minero tras un derrumbe en la mina. Como en su celebrada novela anterior, Monteagudo nos somete a la tensión, nos hace vivir a través de las voces de los mineros, sumidos en la más completa oscuridad, y del protagonista, que juzga y relata la acción, la situación límite de la supervivencia en condiciones adversas. Pero como en Fin, a medida que avanza la novela, vemos que todo lo que hemos leído hasta entonces es solamente una imagen que hemos querido componer en nuestra mente. Hacia el final adivinamos qué es realmente lo que ha sucedido. Muy recomendable también. Debo decir que empecé ambas novelas al acostarme, y no pude parar hasta acabarlas. Como inversión económica no es muy buena, pero por lo menos sé que son dos obras que han dejado alguna huella, cosa que a día de hoy no es tan fácil de conseguir.

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