lunes, 29 de diciembre de 2008

Las Navidades de "El chino"

En Nochebuena en Ponferrada sucedió lo siguiente: Carola y yo le regalamos la novela "El chino" de H. Mankell a mis hermanas y a mi cuñada, Manola. Esta y su marido, es decir, mi hermano Jose (también conocido como Javier, como José Javier y como Jai) resulta que nos regalaron a Carola y a mí "El chino", y ya puestos, pues también le regalamos esta novela a nuestros amigos y residentes en Salamanca Pedro (también conocido como Pietr y como "Le chien vert")y Mar. Es previsible que durante la noche de Reyes, que pasaremos en Orense con la familia de Carola vuelvan a proliferar "chinos", y puede que esto se convierta en una metáfora del devenir del mundo. En un futuro aprenderemos forzosamente chino, mandaremos a nuestros hijos a estudiarlo a Shangai, y trabajaremos tantas horas como los chinos. Como este devenir no me hace mucha gracia (aprender inglés tiene tela, pero el chino es poco menos que infernal), regreso a mi ejemplar de "El chino" y me solazo con las disquisiciones del autor sobre la relación de la juventud europea de los sesenta con el maoísmo, con la personalidad humana, demasiado humana, de la protagonista, la jueza Birgitta, con la trama de la venganza que recorre más de un siglo en los continentes de América y Eurasia, en las complejidades de la nueva sociedad china, en las revelaciones sobre la actual sociedad sueca... En fin, que Mankell es algo más que un escritor de novela negra. Es mucho más que eso. Altamente recomendada, pero, ¡ojo!, consulten a su farmacéutico antes de ponerse a leerla.

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