viernes, 18 de junio de 2010

Las andadas y el tiki-taka


Volvemos a las andadas. Tal vez si yo hubiera jugado contra Suiza las cosas habrían sido distintas. Ved, si os mostráis escépticos, mi planta de futbolista grande, de una pieza. En realidad, esta foto regresa a un tiempo en que aún no se habían inventado recursos imprescindibles para la humanidad, tales como: la bicicleta, la rabona, la ruleta, la lambretta, la huguina, el escorpión, etcétera. Es decir, manierismos futbolísticos, ausentes allí cuando lo más espectacular era un regate, en aquel tiempo en que los niños aprendíamos a rematar de cabeza porque había otros niños que sabían centrar desde el extremo, cosa que hoy no sucede. Hoy en día los niños, como en nuestros tiempos, aprenden de los futbolistas de la tele, y por eso son adictos al tiki-taka, es decir, pasar hacia atrás cuando podrías ir hacia la portería contraria. Estoy hasta el gorro del tiki-taka; en cierto modo es como la crítica literaria actual, que rechaza todo lo que no sea el ensayo novelado en boga. Hoy en día, un chaval que corra por la banda y centre a un delantero es una rareza, un especimen salido del pasado más siniestro, aquél en que se marcaban goles al saque de los córners, en que pasabas hacia atrás si no tenías más remedio, en que la gente incluso sabía centrar en carrera, cosa que nadie sabe en estos tiempos tan posmodernos. Ahora, en cambio, la gente farda de la posesión del balón. Es como el perro del hortelano: no te la doy, pero no hago nada con ella. Bendito fútbol inglés...
Pues nada, Del Bosque: fíchame para la Roja, que yo levanto esto. Ah, y me alegra haber caído ante Suiza, porque así la gente caerá en la cuenta de que no somos tan buenos como creemos que somos. En cuanto se nos cierra atrás un equipo, las pasamos canutas, o sea que somos humanos, o tal vez demasiado humanos. Que conste que creo que llegaremos a la final, pero estas curas de humildad vienen muy bien a todos.
(La foto debió de ser tomada en 1967 ó 1968, en el balcón de la casa de Ponferrada; fue mi primera y última equipación de la selección española, ésa a la que todos llaman ahora La Roja, razón por la cual se encabronan tremendamente los fachas. Que se joroben. O peor: que sigan viendo Intereconomía)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sabino a mi el pelotón que los arrollo!. Debería ser obligatoria la elástica con el pollo en el pecho para infundir terror a los rivales filosoviéticos y protestantes y helvéticos en particular