sábado, 7 de marzo de 2009

Juicio al barquero

El fiscal clavó sus ojos de Alaska Malamute en los del imputado de acoso sexual, el barquero.
Fiscal: ¿Es cierto que se dirigió usted a esta niña, ofreciéndole un viajecito en la barca con intenciones inconfesables, diciéndole: "Las niñas bonitas no pagan dinero"?
Barquero: Bueno, sí pero...
Fiscal: Limítese a contestar sí o no.
Barquero: Sí, señor fiscal.
Fiscal: ¿Y no es menos cierto que la niña se dirigió a usted con prevención, afirmando que ni es bonita ni lo quiere ser (demostrando una gran personalidad, dicho sea de paso), y, sospechando de sus intenciones, apostilló que la niñas bonitas suelen padecer?
Barquero: Sí, es cierto.
Fiscal: ¿Y puede usted negar que su antiguo oficio fue el de cochero?
Barquero: Lo fue, señor fiscal.
Fiscal: ¿Y puede usted negar acaso, señor Leré, que dejó su trabajo por la denuncia que sufrió de otra niña, a la que se dirigió, con nocturnidad, inquiriéndole si quería montar en su coche?
Barquero: Señoría, es cierto que la invité, pues era de noche y me parecía peligroso para una niña, y que declinó mi ofrecimiento porque se mareaba, de hecho, empezó a hablar incongruentemente, como si tuviera una visión mariana.
Fiscal: ¿Qué dijo, exactamente?
Barquero: Dijo... Dijo que el nombre de María tiene cinco letras, y pasó a enumerarlas.
Fiscal: Ajá. Señores del jurado, todo está muy claro con respecto a la fiscalía.
Juez: Señores del jurado, el juicio está visto para sentencia. Pueden retirarse a deliberar.
(El jurado se retiró a deliberar a un patio muy particular, pues cuando llegan las borrascas inopinablemente se moja. Dos miembros del jurado se agacharon y se volvieron a agachar al no ser capaces de bailar; los levantaditos, en cambio, sí que bailaban. Estalló la confusión cuando recibieron este mensaje de texto: HIJ K L LLMA y una llamada anónima de una mujer que amenazaba con ligarse a un nuevo amante si el antiguo no la quería. El jurado, que ha sufrido varias bajas por lumbago, aún está deliberando)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno.

Anónimo dijo...

¿Y no era el mismo Sr. Leré quien suministraba muchachas a Don Chinflón para rascarle los pies
(y Dios sabe si algo más)?