martes, 18 de noviembre de 2008

La mala educación española

El otro día quedé consternado. Una profesora francesa, bretona para más señas, que está dando clase en mi instituto durante unas semanas a causa de un intercambio con la profesora titular, confesó que estaba asombrada de la mala educación de los alumnos en la clase: tuvo que padecer un choque cultural muy intenso al ver al alumnado vociferando, riéndose como hienas, lanzando objetos, levantándose sin pedir permiso, sobre todo sabiendo cómo es de estricto el sistema francés (¡bendita "estrictura"! ¡cómo la echo de menos sin haberla conocido!). Más que consternado, quedé abochornado. Y como yo, muchos otros. Reflexioné sobre la razón de que seamos tan maleducados, y me resultó casi imposible llegar a conclusiones unitarias. ¿Por qué, por ejemplo, los portugueses son infinitamente más corteses que nosotros, viviendo pegaditos a ellos? ¿Se les pegó el toque inglés? No hablo de tópicos: uno solo tiene que visitar Portugal para ver que el nivel de ruido, exabruptos y basura en la calle es infinitamente inferior al nuestro. Después, pensando, pensando, fui llegando al determinismo. Concluí que un país como España, donde un porcentaje enorme de gente no solo no lee sino que afirma que nunca leerá un libro, solo puede producir gañanes indocumentados como los que proliferan por la televisión. En otros países mucha gente miente y afirma que lee, pues los iletrados e incultos no gozan de gran reputación social, como aquí. Aquí, lo más triste es que la gente alardea de no leer (no es una "boutade"; desde el observatorio de un profesor no solo se contempla con nitidez a los alumnos: también a los padres, que son los que deberían poner las bases, y en una parte considerable huyen de las letras como del ántrax; difícil, pues, que inculquen esos valores a los hijos); es más, en una clase de este mismo curso académico (2ESO) recuerdo el abucheo generalizado a un chico que decía que los sábados por la tarde se dedicaba a la lectura. No pudieron pasar del abucheo al insulto, que es lo que deseaban, porque me metí en una cabina telefónica y me convertí en Superteacher, un superhéroe defensor de las causas perdidas, es decir, de los lectores y la lectura. Mis grandes poderes incluyen mandar a alumnos al jefe de estudios, o al Consejo Escolar.
Con todo, sé que nuestros nefastos modales no se deben solo al factor de la (ausencia de) lectura. Ojalá fuera así, porque hasta podría haber una solución. Me temo que hay muchas razones sociales, históricas, económicas e incluso antropológicas que amagalmándose constituyen esa aversión al libro. Pero leer o no leer, that is the question, that is the termómetro de nuestra sociedad. En fin: que cada uno saque sus conclusiones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siete de cada 10 leyes orgánicas que se han aprobado en el Parlamento a lo largo de la democracia han contado
con el consenso del principal partido de la oposición. Las educativas, cero. Y se han aprobado 11. La educación
se ha convertido en lucha ideológica, los debates son encarnizados y las polémicas abren profundas heridas
históricas, religiosas, lingüísticas, morales y de poder. La víctima: la calidad.
Ademas hay un elemento clave y diferente: la intervención de la Iglesia, con toda su influencia social, para luchar por no perder su poder.
Cada ley viene seguida de una maraña de desarrollos, estatales y
autonómicos. España ha tenido desde que empezó la democracia 11 leyes educativas (ocho no universitarias y
tres universitarias).
Con estas condiciones es dificil poner las bases de la educacion.

Por otro lado recuerdo como en mis primeros años de colegio, alla por tercero de EGB tuve un unico profesor situacion que se repitio durante los dos siguientes cursos, se llamaba Don Mateo, y continuamente nos obligaba a leer en clase. Supongo que aquello influyó en mi querencia a la lectura pero esta claro que no fue condicion suficiente pues de ser asi todos mis compañeros de aquellos años hubisen mostrado habitos similares. Creo que tan importante como que te aficionen a leer es que en tu casa encuentres en un ambiente favorable. En la mia recuerdo un periodico diario, revistas mensuales de historia, el reader digest, enciclopedias, libros de naturaleza, revistas del corazon, colecciones de literatura clasica, tebeos por todas partes: supermortadelo, lucky luke, asterix, la trinca, joyas de la literatura ... asi es bastante dificil no caer en la tentacion.