sábado, 19 de septiembre de 2009

Lectores de periódicos deportivos

Confieso que sólo entro en bares de los que tengo constancia de que tengan el Marca o el As. A otros les ocurre algo similar con el Sport y el Mundo Deportivo, todo depende de los colores que uno siga, y en esto se concluye que en deporte el maniqueísmo existe, y existirá para siempre. Así pues, mientras tomo un cortado o fumo un pitillo (estoy restringiendo drásticamente mi
masivo consumo), me entero de las novedades, o me regodeo con las grandes victorias de mi equipo (cuando las hay). No soy el único: si uno quiere leer un diario deportivo, tiene que estar al quite, y lanzarse a él como guepardo sobre antílope, con esas ansias, esa necesidad, de lo contrario, pasarán horas hasta que lo atrapes.
Pero lo más fascinante de los lectores de diarios deportivos (llamados también "embrutecedores", muy atinadamente, por mi prima Mercedes) es, curiosamente, un tipo de lectores que los leen, valga la redundancia. Yo no salgo de mi asombro cuando veo a un señor leyendo línea por línea, como si estuviera descifrando la Cábala, noticias cuyo titular reza así: "Cristiano Ronaldo, animado por sus compañeros" o "Iniesta afirma su papel principal en su equipo". Pienso que leer el titular es más que suficiente. Es más, yo le dedico a estos periódicos unos dos minutos de mi vida al día, como mucho. Pero no, hay gente que engulle con avidez y desesperante lentitud noticias como "El técnico del Racing de Ferrol, contra las cuerdas", "Polémica con los neumáticos de agua en MacLaren", "El equipo Lobelle de fútbol-sala, a conquistar el Palau", "Scariolo afirma que todo puede suceder en el europeo", "Lotina afirma no envidiar a los grandes" y otros. Más que el extraño interés que pueda suscitar una noticia así para empaparse en ella, irrita esa premiosidad con que la gente lee, silabeando cada palabra como si las hubiera puesto allí Moisés... Bueno, Moisés para estos lectores, lejos de ser un personaje fundamental de la Biblia, es un veterano futbolista que no sé ni dónde juega.
Sólo sé que la gente lee con fruición únicamente las esquelas, los diarios deportivos y los prospectos de los medicamentos. Ojalá se leyeran los libros con tales ansias. Pero eso es mucho pedir: ¿alguien ha leído el informe de lectura en España? Descorazonador.

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