miércoles, 30 de septiembre de 2009

Cerdos


Leo hace poco que para adiestrar a los perros que hallan cuerpos en zonas catastróficas se utilizan cadáveres de cerdos, habida cuenta de que su hedor durante la descomposición es muy similar al humano. No sólo eso nos acerca a los cerdos, aparte de la consabida gripe porcina: padecen estrés ante el peligro o el hacinamiento, son inteligentes (seguro que no ven Sálvame), y sus arterias, cartílagos, ventrículos, aurículas, etcétera se usan en trasplantes, pues causan muy poco rechazo. Será que todos somos un poco cerdos, casi más que monos. El cerdo, además, es un animal totémico en Galicia. Aquí se perdió la oportunuidad de colocar en colinas y collados grandes cartelones de cerdos, a la imagen del Toro de Osborne. Por lo menos tendríamos un icono visual puramente gallego. Me encanta la idea: el Cerdo de Louro, por ejemplo, con sus atributos colgando antes de que se los haga desaparecer el matarife. Luego saldría la competencia con el Pollo de Coren... si bien un pollo poco tiene que hacer contra un gorrino genuino.
Pienso en cerdos, pienso en Babe, el Cerdito Valiente, en Porky, bueno, en Porky no, que era un tontorrón. Pienso en una frase de mi hermano a un tipo que jugueteaba con la comida durante una cena multitudinaria: "Si comes con un cerdo, se queja". Decía un párroco pontevedrés en el púlpito, hace dos décadas, que la Virgen María era como el "porquiño": todo se le aprovechaba. Se salvó por ser vicario de Cristo, que si lo dice un seglar, lo lapidan. Y confirma mi teoría del cerdo como animal totémico.
Ahora me figuro un futuro en que el cerdo domine al hombre, pues en un momento dado llegará a la Tierra un puerco parlante en una nave perdida en el futuro, en el espacio exterior, y éste suscitará la rebelión de los puercos, que irán haciéndose más inteligentes al tiempo que el hombre irá degenerando viendo Sálvame, a Risto Mejide, escuchando la COPE, haciendo caso a Rouco, afiliándose a maras... De hecho, los gorrinos estratificarán su sociedad en tres clases: pata negra (estamento religioso), recebo (militares) y bodega (tropa común de puercos sin poder). Un día un hombre llegará del pasado al futuro Planeta de los Puercos, y éstos se sorprenderán de que sepa hablar y razonar. Este hombre conseguirá escapar a la Zona Prohibida (naves abandonadas de mataderos, fábricas de chorizos...) en compañía de un pibón que no habla, pero que se parece a Megan Fox... Un pata negra le dirá que huya si quiere, pero que no le gustará lo que va a ver. Y hallará la verdad, la terrible verdad. Hallará un panel oxidado en medio del mar: la cámara enseñará primero los cuernos, después la negrura de su cuerpo, y finalmente, rabo, patas y enormes testículos. "¡Siempre había estado aquí, en mi casa!", rugirá desesperado el hombre. "¡El Planeta de los Puercos era en realidad la Tierra!" Qué final más apocalíptico. Aunque no sé... me suena a algo.

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