
En la novela vemos la historia de Serena Frome, joven y bella agente del MI5 británico, y Tom Hailey, autor novel de escasa resonancia que se ve beneficiado por estos manejos sin ser consciente de ello. Inevitablemente, ambos se enamoran, lo cual genera un alto grado de tensión en el trabajo de la espía Frome. En esta novela, como en otras del mismo autor, el amor es la fuente, la gasolina de los conflictos: los amoríos de Serena con varios hombres generan desequilibrios en su labor, y los sentimientos de celos o venganza afloran irremisiblemente. Pero lo mejor del libro es, una vez más, cómo McEwan nos sorprende en el capítulo final, haciendo un giro de tuerca que me recordó a Expiación. Por supuesto, no diré qué es, pero sí que el británico vuelve a hacer juegos malabares con la metaficción.
Una novela imprescindible para los amantes de McEwan, para los amantes de la buena literatura.
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