viernes, 12 de marzo de 2010

Yihad Jane: el enemigo en casa


Si me preguntaran a qué me suena el nombre Colleen LaRose, diría que a una heroína de una novela rosa de Barbara Cartland o Victoria Holt ambientada en la Inglaterra de mediados del siglo XIX. Si me preguntaran a qué me suena Yihad Jane, diría que a un personaje supermalvado de una película de Tarantino, una supervillana con poderes especiales, y burkha en vez de traje ninja. Pues ya veis, después de estas referencias de cultura de masas, resulta que ambos nombres son lo mismo. Colleen LaRose, alias Yihad Jane (Jihad Jane, en inglés), es una norteamericana típica, rubia y de ojos azules, que se ha ofrecido a Al Qaeda para cualquier misión, incluida la autoinmolación con bomba, y que ha sugerido que podía ser ella quien asesinase al dibujante sueco Lars Vilks, habida cuenta de que este hombre está condenado a muerte por esa organización de integristas terroristas por haber hecho una caricatura de Mahoma. Según ella, dado su aspecto sería muy fácil no hacerse notar en Suecia. La muy burra, dicho sea de paso, hablaba de estas cosas en la red, y así la pillaron, claro. Menos mal.
La reflexión que surge es el miedo que propicia este hecho. En un país de tendencias paranoicas como el norteamericano, el hecho de que el enemigo surja desde el corazón del país, desde gente nacida en los EEUU que ni siquiera tiene raíces árabes, es la semilla del pánico por venir. Antes podías sospechar de ciertas fisonomías, ciertos rasgos, y si no que se lo pregunten amuchos que han sido detenidos e interrogados en aeropuertos americanos sin razón, ¿pero ahora? Es el enemigo interior, el menos detectable, el más efectivo para malos fines. Y me pongo a pensar si todas estas películas de terror que desde hace años inciden en infecciones y contagios masivos no estarán ejecutando una metáfora del miedo al enemigo en casa, ése que puede contagiar a otros, y estos a muchos otros, multiplicando el peligro exponencialmente. Sí, ¿por qué no? Después de todo, aquellas películas de los años 50 en que los extraterrestres invadían la tierra no eran más que un reflejo del miedo de Occidente a "los rusos". Tal vez sin siquiera saberlo muchos guionistas hablan de otros miedos que poco tienen que ver con zombis o virus de la ira.

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