miércoles, 24 de marzo de 2010

Títulos de obras de arte



Los títulos son sumamente importantes para certificar las obras que respaldan. A veces ves un cuadro precioso, y te decepciona su título. No hablo ya de esos cuadros formalistas cuyos títulos son: "Variaciones", etcétera, que se me antojan infumables y pretenciosos. Existe un cuadro de Dalí cuyo título es poesía en estado puro. El cuadro es Niña levantando la piel del agua. Siempre he sentido predilección por este cuadro, aunque casi más por su título. También la fotógrafa Ouka Lele posee una sensibilidad especial en los pies de sus fotografías. Hay una que me fascina: Me levanto por la mañana y hay un gran charco en mi casa . Da la casualidad de que en ambas obras hay un perro, en un caso durmiente, y en el otro, expectante. Este comentario sobraba, pero es que me encantan los perros.
Respecto a títulos de novelas, por ejemplo, me viene inmediatamente uno de Javier Marías, para mí, uno de los mejores y más evocadores: Mañana en la batalla piensa en mí. Los autores japoneses sí que se esmeran, como por ejemplo Haruki Murakami con su Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, o Kenzaburo Oé, con ese terrible título Arrancad las semillas, fusilad a los niños. Hay miles, y admito sugerencias, tanto por lo bello como por lo chocante.
Y, hablando de películas, como son casi todos bastante previsibles (a excepción de Mapa de los sonidos de Tokio, por ejemplo, que se sale bastante de lo común), no puedo menos que resaltar el más horrible que he visto en mi vida, fruto del magín de la hija de Vargas Llosa: La teta asustada. No sé en qué pensaba cuando lo puso, la verdad. Si quería impactar, lo ha conseguido, pero su intención ha fracasado. También admito sugerencias, pero de títulos feos.

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