Si hablamos de animales famosos en la Historia o en la leyenda, me vienen unos cuantos caballos, por ejemplo Bucéfalo, el de Alejandro Magno, Babieca, del Cid, o Incitator, de Calígula (el cual acabó siendo senador de Roma: cosas de Calígula). Es lógico, pues el caballo era el símbolo del poder, de la diferencia de clases. No sé de perros famosos (tal vez Martha, de McCartney, a la que dedicó una canción con su nombre en el Álbum Blanco, aunque creo que la gente se sabe el nombre del perrito de Obama) , ni de gatos (a excepción de Elvis, el gato de Lennon... aunque seguramente alguno sabrá el nombre de los gatos de alguna celebrity). Y hasta ahora tampoco conocía elefantes de renombre, hasta que leí El Mundo Clásico, una obra imprescindible de Robin Lane Fox, y ahí supe de la existencia de uno de los elefantes de Aníbal, llamado El Sirio. Este paquidermo nació en Siria, viajó a Egipto, y cruzó Europa hasta Italia, Alpes incluidos. Era uno de los siete elefantes que le quedaban a Aníbal en Italia. A El Sirio le faltaba un colmillo, seguramente en solidaridad con Aníbal, que había perdido un ojo en combate. Se dice que fue ese elefante el que apareció en monedas romanas años después, montado por un jinete negro, tal fue la impresión que causó a la población cuando pasaban los cartagineses por los pueblos. No sabemos qué fue de él. Seguramente murió en la península de Italia, en una de las muchas batallas que Aníbal propuso a Roma. Vaya por El Sirio, un elefante de renombre.
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