A mí, que me encanta la música, los astros no me han hecho ningún favor concediéndome la habilidad de tocar un instrumento. Ver a mi primo Fran tocar la guitarra me produce vértigo y admiración: aún hoy no puedo comprender cómo alguien puede poner acordes con una mano, hacer arpegios con otra, y encima cantar. Bueno, en realidad me fascina poder hacer sonar un fa, con el dedo de cejilla, o sea que no digo más. Sí digo más: mi incursión en la percusión con Los Lorchos fue un quebradero de cabeza para todos. Creo que en tres LPs sólo fui capaz de seguir una vez el ritmo, e introducir un redoble aceptable. Intentar, lo he intentado, pero es imposible para mí, y debo decir que me siento tentado de volver a intentarlo con la guitarra: uno de mis sueños sería poder cantar canciones de mis grupos favoritos en pubs pequeños y acogedores... Y también tener mi programa de radio, con música rara de esta que me gusta a mí, y contar batallitas, que es lo único en lo que soy bastante bueno. Miguel Cebolleta, cantautor y estrella de la radio. Hay que vivir de sueños también, ¿no?
El único instrumento que probé a tocar durante cierto tiempo fue por obligación: la flauta dulce, ese instrumento estridente y odioso que vuelve locas a las familias de los niños que practican en casa. A mí no me echaron de milagro. Eso sí, era capaz de sacarle tales disonancias y distorsiones que de haber vivido en California y no en Ponferrada la gente habría pensado que era un genio seguidor de Frank Zappa (en la foto: un día debo escribir una entrada sobre el gran y extraño Zappa). Y si en la guitarra me fascinaba el fa, en esta flauta era el do lo que no me salía ni a tiros: para mí usarnueve dedos al mismo tiempo, cada uno haciendo una cosa diferente, me resulta sencillamente imposible. En rigor, los únicos instrumentos que creo poder tocar son el triángulo, los palitos y los platillos... y aun así. Un día, en una de esas fiestas familiares, me lancé con el chascarraschás. ¿Qué es tal cosa? Un instrumento típicamente gallego que aún no se aprende en los conservatorios, muy recurrido en fiestas familiares (habitualmente pantagruélicas, dicho sea de paso: Galicia no es lugar para la nouvelle cuisine) . Consiste en dos conchas (las superiores, las abombaditas) de vieira. Se frotan ambas superficies y suena el chascarraschás. Es un nombre claramente onomatopéyico. Pues yo, ni eso. A ver si en mi próxima reencarnación me hago guitarrista o pianista.
4 comentarios:
Te olvidas de tu imitación del famoso "hand twist finger snapping" del gran maestro Pepe Padín. My God what a Heck of a sound!!!!
P.D. Espero la entrada de Frank Zappa
Deberias haber empezado por una caja de batería, como hizo Zappa, ti te fijas, en todas sus canciones, los ritmos son increibles.
Yo sigo creyendo que el, al igual que tu, era un bateria frustrado.
Solo que la guitarra se le daba demasiado bien como para dejarla jajaja.
No desesperes Miguel. ¿Quién sabe ? Igual las musas te visitan un día .....
Bueno lo de las batallitas ya lo has conseguido, ¿no?
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