La Diada ha supuesto una patata caliente para el gobierno. Ahora más que nunca el independentismo ha crecido en Cataluña hasta colocarse en el 50% de su población, cifra que habrá que ver si se refrenda (a la alta o a la baja) en un futuro referéndum que, según creo, todos los ciudadanos de España estamos ya deseando. Porque Artur Mas ha puesto el dedo en la llaga: hay un gran cansancio bidireccional, de Cataluña hacia el resto y del resto hacia Cataluña. Utilizó, además la comparación entre la Europa del norte y la del sur, y sus incompatibilidades culturales y estructurales. Sin duda Mas ha colocado a Cataluña en el norte, pues también se ha dicho que Cataluña independiente sería una de las potencias europeas. Me pregunto cómo, con su exigua población comparada con las potencias reales, y cómo, si creen que sus productos, cuyo principal y casi absoluto comprador es el resto del estado español, se van a seguir vendiendo en el caso de crearse un nuevo estado. No solo eso: las 20 familias más ricas y poderosas de Cataluña, todas fieles a CiU, intentan que la marea independentista se detenga, conscientes del hipotético (repito, hipotético) transtorno que esto acarrearía. No es tan fácil secesionarse, pero sí es fácil expresarse en manifestaciones o referéndums "ilegales" como los de ERC. La prueba está en Escocia o Quebec: cuando llega el momento, nada se mueve. Y además, ¿cuál sería el porcentaje justo para que una nación se escinda de un estado? Chi lo sa. ¿Qué pensarán los desafectos al independentismo, casi la mitad de la población?
Y como siempre, el fútbol aparece en la palestra, pues el fútbol, es decir, el FC Barcelona, es para Cataluña algo así como su ejército pelotero, en flagrante discriminación a otros clubes históricos como el Espanyol o el Joventut. Ante la pregunta sobre si el Barça seguiría jugando la liga española, Rosell no duda en afirmar que sí, y su argumento es que Mónaco juega en la liga francesa. Bueno, al parecer Cataluña se ve en los ojos de Mónaco, lo cual es bastante decepcionante. Creí que tenían la ilusión de ser un gran estado, pero no creí que quisieran ser un paraíso fiscal y ciudad-estado con casino. Qué paradojas. Aún recuerdo cuando el estulto e inefable Carod Rovira provocó el boicot al cava en el resto de España, con unas declaraciones desafortunadísimas. Al día siguiente, presionado por el lobby del cava, tuvo que pedir disculpas, lo cual no impidió que la venta de cava bajara drásticamente en España.
Veremos si la economía vence a la política, o viceversa, Veremos lo que trae la historia, si una Cataluña independiente, pero apencando con los problemas (graves, creo yo) que le acarreará; si una Cataluña con su propio sistema fiscal y encajada del mismo modo en España. O si una Cataluña rescatada e insolvente, habituada a vivir muy por encima de sus posibilidades.
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