El otro día a punto estuve de lanzarme al ciberespacio con el caso de la ya célebre Olvido Hormigos, concejal del ya no ignoto pueblo de Los Yébenes (Toledo). Menos mal que me reprimí, porque la historia ha dado un giro espectacular.
Y la historia demuestra que estas tramas de telefilm de sobremesa en Antena 3 los domingos pueden suceder en lugares humildes, con gente que no posee yate ni brokers en Wall Street (¿no hemos tenido nuestro Puerto Urraco, digno de brian de Palma?). Yo pienso que hay una cosa que une a los amantes y a los totalitarios, que es el deseo expreso de dejar huella impresa o digital de sus actividades. Me figuro que la (¿ex?)concejala se lo pensará mucho antes de mandarle otro vídeo del estilo a su propio marido, como ella misma adujo. Y los amantes, una vez despechados, o los amantes, una vez con nuevas parejas, están sujetos a vaivenes impredecibles que pueden llevar a venganzas intolerables. Como esta. Yo no sé si fue el portero de fútbol del pueblo quien lo filtró, o si fue la novia de éste (creo que pronto se van (¿iban?) a casar), o si fue algún político que quiso hundirle la carrera a la concejala, o el mismo marido, carpintero, que se autoflageló ciberespácicamente en un momento de locura transitoria. No sé nada. Solo doy aviso a navegantes: ojo con los vídeos o las fotos, que nada es eterno y el amor pasional, lo menos; ojo, ya de paso, con los tatuajes con el nombre del amado (o la amada, aunque proliferan más los primeros) porque cuesta mucho borrarlos; ojo, sobre todo con estas irresponsabilidades que causan tanto mal y tanto dolor. Yo no querría estar en la piel de ella (me cambiaría de pueblo), ni en la del portero imputado (aunque al fin y al cabo este país machista lo acepta mejor a él: véase a las mujeres del pueblo llamándola "meretriz" pero de modo menos fino) ni, mucho menos, en la piel de los hijos y el marido de ella. Yo no saldría a la calle, o saldría con doble canana cruzada, a lo Rambo. Vaya papelón. Te ha salido caro el vídeo, Olvido. Vaya brown.
Huy, me acaba de llegar un vídeo al móvil. Lo envía una tal Recuerdo Abejos. A ver, a ver... Mierda: tengo reunión en el insti.
By the way, para amantes de novela negra, altamente recomendable el libro de John Verdon titulado Deja en paz al diablo, protagonizado por su detective propio, David Gurney, un hombre callado, cerril, extremadamente inteligente y también frágil. Muy buena, muy interesante.
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