viernes, 8 de octubre de 2010

¿Suicidio o asesinato?




Vuelvo a Elliott Smith. Los que sigan mi blog desde hace dos años tal vez recuerden una entrada sobre las extrañas circunstancias de la muerte del cantante. Para el recuerdo, Smith fue declarado oficialmente muerto por suicidio en octubre de 2003, con más exactitud, muerto por dos puñaladas infligidas por sí mismo en el pecho. La historia, relatada según su novia, Jennifer Chiba, es la siguiente: Smith, hombre depresivo, inestable y adicto a cualquier droga, tuvo un acceso de ira. La novia, espantada (según sus palabras), se encerró en el baño, y al cabo de un rato oyó un grito. Cuando salió del baño vio a Elliott Smith muerto, con esas dos puñaladas en el pecho. Más de uno afirma, y yo entre ellos, que es imposible suicidarse por ese método: ya es difícil que uno, sin ayuda, se clave un cuchillo en el pecho, como para clavárselo dos veces. A no ser que hubiese ingerido una droga tan destructiva
como el Polvo de Ángel, claro. Sobre una mesa había una nota en que pedía disculpas a Jennifer, pero su firma, increíblemente, estaba mal escrita: aparecía el nombre "Elliott" con una sola "t" final. Extraño, ¿no? Además, queda para los archivos el estupor de Larry Crane, su productor, que una semana antes había hablado con él para pasarse por Los Angeles y ultimar el álbum From a basement on the hill, que a la postre resultó un álbum póstumo. Crane no se podía creer que una semana después de la charla, con la ilusión de ese nuevo álbum, le diera por suicidarse. Lo cierto es que las autoridades quisieron despachar el caso cuanto antes, no en vano el historial de drogadicto de Smith era amplio, y mejor era no revolver mucho.
Su cuerpo fue incinerado, y ahora ya es imposible saber qué es lo que realmente sucedió ese 21 de octubre de 2003, cuando Smith aún tenía 34 años.
A veces uno oye canciones pero no las escucha, y es lo que me pasó a mí recientemente con una canción de Smith de ese último álbum, King's crossing. En ella, compuesta poco antes de su muerte, se revelan problemas entre la pareja (eso si admitimos que la letra es autobiográfica, que es mucho admitir, por supuesto; el fragmento dice: "Tengo una cita con una mujer blanca rica; dame una razón para no hacerlo, porque te quiero")). El impulso suicida sigue ahí ("No puedo prepararme para la muerte más de lo que ya he hecho", dice), pero también un ansia de salvación ("No dejes que me arrastren", repite en un emotivo final). Además, el libreto de este álbum póstumo resulta un tanto sospechoso: no es normal que la novia eligiese para este libreto sólo fragmentos anotados por Elliot en que incide en la idea del suicidio. Da la sensación de que utilizó ese libreto para exculparse. Pero en fin: nada más que conjeturas. Lo peor, poniéndome egoísta, es que Elliott Smith nunca más compondrá canciones como ésta, Waltz #2, interpretada en directo en Los Angeles. El estribillo de la canción es también el homenaje que le rindieron sus incondicionales en un parque de Los Ángeles que figura en la portada del álbum Figure 8: "I'm never gonna know you now but I'm gonna love you anyhow" ("Nunca más te voy a conocer pero de todos modos siempre te querré"). Una vez más, hasta siempre, Elliott Smith.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Por qué dudar:
un genial músico suicida con hermosas canciones.
este año le imitaron otros dos grandes:

Vic chesnutt
Mark Linkous (Sparklehorse)