No hay campo del arte en que el artista resista la tentación de ajustar cuentas con alguien. En el mundo de la música, algunos cantantes han usado sus álbumes para narrar el desamor o cantar las cuarenta a la ( o al) interfecta (o interfecto). Tres casos son Blood on the tracks de Dylan, Honestidad brutal de Calamaro (ambas sobre sus ex), o también Imagine de Lennon, en el cual pone a escurrir a Paul. Otro caso dentro del panorama español es Un verano fatal, de Nacho Vegas y Christina Rosenvinge. En el disco somos testigos de dos asuntos: uno, la crónica del desencuentro y el ajuste de cuentas de Christina con su ex marido, el escritor Ray Loriga; y otro, el veraz o ficticio encandilamiento de Nacho Vegas por la rubia cantante. Lo mejor es no saber a ciencia cierta lo que es verdad o lo que no, pero una canción de Vegas, Me he perdido, de ser tomada literalmente, cuenta el proceso en que decidieron hacer un disco conjunto (bajo la premisa de ella de que "Lo natural es odiarse"), y en cómo Vegas, fascinado por Christina, intentó ganarse un corazón con cuarenta y tres candados. La actuación tiene sus momentos, como cuando Vegas ironiza sobre "hice chas y aparecí a tu lado", aquella canción naif de Alex y Cristina, y ella suelta una sonrisa de las suyas, glacial pero con clase. Una bonita canción: ojalá Vegas no siga perdido, hechizado por la belleza ártica de Christina Rosenvinge.
No hay comentarios:
Publicar un comentario