Vuelve el hombre, sin bigote, con tableta abdominal, con esposa alcaldesa y amiguete pendiente de chirona. Vuelve el hombre a quien nadie tenía por qué prohibir beberse veinte litros de vino y conducir después (por eso cogió el coche Ortega Cano aquel infausto día, siguiendo las directrices siempre infalibles del hombre). Pero al hombre no lo quieren ni los suyos, a él, que tanto ha dado por su patria, porque es suya y no de otros, que tanto hizo por que España fuera cuatro, pequeña y cautiva. Los regresos no son aconsejables, a no ser esos regresos a la vida después de ver el famoso túnel. No sé si el hombre ha visto el túnel o no. Su amigo Blesa está a punto de verlo: se llama Carabanchel II. Y cuando vuelva, ¿hablará alemán en la intimidad con Angela Merkel e incluso imitará su acento? ¿Encontrará armas de destrucción masiva en Gibraltar? ¿Liquidará a Mariano sin silenciador? ¿Hara de la FAES una candidata al Príncipe de Asturias de la Concordia? Hay una canción de la Underground Velvet titulada "Esperando al hombre" ("Waiting for the man"), pero en la canción "el hombre" es un camello. Coincidentemente, el hombre que amenaza volver también es cuadrúpedo, pero guarda similitudes con la familia del facóquero, ese extraño animal verrugoso que suena a eslabón perdido de la familia de los suidos.
http://youtu.be/MOmZimH00oo
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