Acabo de terminar "Tela de araña", de José María Pérez Álvarez, conocido por amigos y círculos culturales como Chesi. Uno sabe algo a ciencia cierta cuando lee una novela de Chesi: se va a preguntar una y otra vez de dónde fluye ese torrente literario, y dónde hay que pagar para que se te pegue algo. "Tela de araña" consiste en la llamada que hace una editora a un escritor venido a menos (Ramón Álvaro Rodríguez Expósito, quien, curiosamente, tiene cuatro tildes en su nombre, al igual que el autor) para que lleve a cabo la biografía del autor maldito (o maldito autor, que también vale) Guillermo Gal Cossío. Con estos mimbres, Chesi nos relata a través de su alter ego(al menos eso creo) las vicisitudes de la vida de Gal, y también las de Ramón, y las de la mujer de Gal, Gloria Suárez. Y también nos habla a pie de página de los encuentros de Ramón con figuras señeras de la literatura (unos apócrifos, otros, no, muy a lo Borges), y nos habla de literatura, y de la lengua, y de la física, la metafísica, el sexo, en un deambular por ciudades europeas que recuerda al deambular de Max Estrella y Don Latino por la noche oscura de Madrid. Sí, tiene algo de "Luces de Bohemia" este relato, como tiene mucho de valleinclanesco este autor, torrencial en la lengua, magistral en el humor, en lo tragicómico, en la parodia (las parodia del lenguaje cervantino son algo espectacular), en la ironía y la digresión, si bien Chesi bebe de todas las fuentes de la gran literatura mundial. Chesi introduce esta tela de araña (una metáfora de la vida del biografiado) en otra, la de su propia novelística, no en vano surgen personajes de "Nembrot" (y posiblemente de otras), la obra que le ha dado renombre en la literatura vanguardista de este país, algo que muchos creímos que no existía. Y en este macrotexto aparecen hechos reales mezclados con ficción: encuentros verdaderos con autores, junto con otros falsos, las citadas citas veraces o mendaces, y la andanada descacharrante a Bryce Echenique por el famosos asunto de sus plagios demostrados a artículos de Chesi. Imprescindible la inolvidable correspondencia de Ramón con la editora, pesadilla de cualquier autor a sueldo, hilarante como una de las buenas películas de Woody Allen. Según un párrafo, "la literatura es esa nieve urbana que se pisa, sucia, melancólica". Es cierto. Y yo querría pisar esa nieve urbana para aprender aunque fuera un poco de la maestría lingüística y literaria de Chesi, la profundidad de sus comentarios envueltos en jocosidad, pues es la clásica persona persona tímida que esconde sus temores en el humor (y tal vez en el Sumial, a veces, cara al público). Es una fortuna para mí poder leerlo, y doble fortuna por conocerlo.
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