Un día, allá por los finales de los años setenta, apareció una pintada en Ponferrada. La pintada, escrita con tiza, de esa tiza polvorienta y cuadrangular de antes, decía: Lume de Viqueira. Los lugares donde fue apareciendo la pintada fueron básicamente lugares de esparcimiento, es decir, lugares donde jóvenes y viejos iban a abrevar vino como posesos: bares y bodegas de la capital del Bierzo. Creció la alarma social: ¿Qué era eso de Viqueira? La policía recurrió a la Interpol, y la Interpol, al FBI. Sus conclusiones, declamadas en rueda de prensa por Rob McCaskill, director del FBI, fueron las siguientes: "Al autor le gustan las zonas de esparcimiento, es decir, las zonas donde viejos y jóvenes van a abrevar vivo como posesos; desconocemos si Viqueira es el nombre en clave de una célula maoísta".
La cosa se puso peo para las autoridades: apareció la misma pintada en Cacabelos, y más tarde en lejanas parroquias, e incluso en la Calle del Agua de Villafranca del Bierzo. Allá donde fueras, siempre y cuando fuera una zona de esparcimiento en el contorno de El Bierzo, te topabas con la enigmática pintada. Las investigaciones continuaban infructuosamente ("Es un tipo realmente esquivo", "¿Qué mente puede perpetrar algo así?", decía la policía), pero nosotros sabíamos quién era el autor y callábamos, con cierta sensación de culpabilidad.
Un día apareció un nuevo grafitti, una vez más ejecutado con tiza: Viqueira non é un político: É un fogueteiro. El FBI se rindió ante la contumacia y el carácter esquivo del grafitero; decidieron volver al Medio Oeste, a ver si pillaban a Unabomber de una vez, como hicieron. Eso estaba chupado comparado con el autor de las pintadas de Viqueira. La investigación se fue haciendo cada vez más desvaída, hasta desaparecer. Entonces, nosotros pudimos hablar por fin, y confiar al mundo el secreto: el autor de las pintadas no era otro que Javier Otero, quien un día recordó esa frase célebre en el Santiago de su niñez. Al parecer, Viqueira era un especialista en fuegos artificiales santiagués, y en ese tiempo lejano, siempre que se veía algo espectacular, fuera del índole que fuera, se definía como "lume de Viqueira" ("fuego de Viqueira").
Después de tantos años, y de tal gasto de las fuerzas de seguridad para averiguar la identidad del autor, afirmo aquí que no fue otro que él, mi padre. Nadie podría pensar, viendo la foto de la entrada, que un hombre así, rodeado de sus tres nietos y sus dos hijas en el porche del chalet de Las Sinas, hubiera sido capaz de tamañas tropelías.
4 comentarios:
Como integrante de las diversas patrullas que se aventuraban en territorio de baretos y bodegas - mas tarde rebajado a la categoria de inframundo - doy fé de lo relatado por el autor.
Pero es que ademas de ser el primer grafitero conocido por aquellos lares, Javier Otero ha sido el unico ser humano capaz de reproducir la maquina teletransportadora de star trek. Y aunque hasta hoy no ha revelado su descubrimiento al resto del mundo es un hecho totalmente cierto.
Tío Javier 4ever.
Freak
TAMBIEN HUBO UN BAR EN PONFERRADA LLAMADO LUME DE VIQUEIRA. AUN EXISTE AUNQUE CONTINUA CERRADO.
Muy interesante el aporte.
Yo mísmo soy galego y no sabía el significado de la expresión (de hecho llegué aquí buscándolo).
Parece mentira, porque llevo toda la vida (desde que tengo uso de razón) escuchándosela a mi padre.
Mucha gente la usaba (ahora ya no tanto), pero nunca supe de nadie que pudiese dar una explicación razonable de su significado.
Así que muchas gracias... E Lume de Viqueira!
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