lunes, 15 de octubre de 2012

Bótox

Hay una profesora con la que no me hablo desde hace dos años. Previamente, habían pasado otros dos años sin hablarnos, existió una especie de tregua, y al final, tremenda conflagración que lleva a retirada de saludo hasta siempre jamás. El caso es que esta persona, que me odia con una profundidad absoluta (yo ya ni eso: si no fuera porque es un bicho, hasta me daría pena), hoy afirmó, con la severidad del que posee la razón a machamartillo, que algunos hombres del instituto usamos bótox para conservarnos jóvenes (de careto, porque del resto...). Lo increíble es que lo dice en serio. Lo triste es que no sabe que nos está echando un piropo considerable a los implicados en la paralización muscular a fin de conservarnos en guindas. Cousas veredes. Si sumo el bótox a las alumnas que me dijeron el curso pasado que me teñía el pelo, empiezo a pensar que mis alumnos, más que verme como el profe de inglés, me ven como una especie de Carmen Lomana (hierática, impávida, estúpida) con aptitudes docentes. De ahora en adelante me voy a dar un anti-tinte, el anti-Lady Grecian, para que me salgan canas, y voy a hacer más muecas de las que habitualmente hago, a ver si arrugo más la piel y así emito la imagen de profesor reverenciable que dan las canas y las arrugas.
Qué mundo más raro es este.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Jo ! Qué suerte , prueba el anti- Just for Men.

Anónimo dijo...

Lo intentaré

Anónimo dijo...

...Ya sabía yo que tras esos morritos se ocultaba algo inconfesable ¡MALDICIÓN!
T.B.