Dijo un tal José de la Cagada... Perdón, José de la Cavada, representante de la insigne y nunca bien ponderada CEOE, que ya estaba bien de esos cuatro días de permiso por la muerte de un familiar de primer rango (es decir, padre, madre o hijos, este es el primer rango en el baremo, y sólo se dan cuatro días si el óbito se produce fuera de la provincia del trabajador en cuestión), que eso es de otros tiempos lejanos en que se movía la gente en diligencias, y que en horas estás en el lugar indicado, y etcétera, etcétera. Claro: me imagino que este señor, si tuvo o tiene o tendrá madre algún día, lo que hizo, hace o hará es ir a su casa, constatar el fallecimiento y largarse rápidamente a su oficina. Qué hijo/padre más ejemplar, este José del a Cagada, perdón, Cavada. Veo con aprensión que los empresarios se han desmelenado tanto que no se acuerdan ni de su madre, ni de su padre, y que por no perder un euro de productividad están dispuestos a que los que sufren la pérdida se lleven el cadáver a casa en el coche y lo guarden en el congelador. Yo no sé si este hombre sabe algo de familias, o de defunciones. Por su expresión también se diría que cree que los funcionarios defuncionamos a nuestros familiares para tener días de asueto. Curioso que no diga nada de presidentes de su patronal encarcelados, ¿no? Eso sí que es asueto, eso sí que es hacer gastar al estado un dinero inmerecidamente. Por el careto del gachó yo diría que este señor tiene en sí algo de defunción, pero eréctil. Vaya cavada, amigo. Perdón, vaya cagada. Es que oyendo lo que oigo y viendo lo que veo no sé ni lo que digo.
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