Fue en 1978. Combate para dilucidar quién sería el campeón mundial de pesos superligeros. Lugar: Bangkok. Los púgiles, el tailandés Muangsurin, un púgil de aspecto diabólico que no paraba de sonreír y hacer cosas raras durante el combate, y Perico Fernández, un maño bastante peculiar, tartamudo, explosivo y aquejado de un evidente déficit de atención. El combate, llevado a cabo en unas condiciones de calor y humedad insoportables para alguien no acostumbrado, acabó ganándolo Muangsurin por abandono de Perico en el octavo asalto. Este, entrevistado tras el abandono, explicó que esa alta temperatura era la que había propiciado su derrota, y no las artes pugilísticas del tailandés. Pero lo explicó con una frase que quedará para la historia de esta lengua, por su brevedad rayante en el aforismo, por su tino y precisión étnico-geográficos. La frase fue:
NO FUE EL CHINO, FUE LA CALÓ
Volvieron a enfrentarse más tarde y volvió a ganar el tailandés, pues Perico aducía que "el chino" le hacía brujería y le había drogado. Momentos estelares.
2 comentarios:
http://elencantodelaescritura.blogspot.com.es/ Deberíais entrar aquellos a los que os gusta escribir.
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