Hola, blogueros. Hoy he regresado de la clínica con un napio nuevo (?). Recordad que le insistí a la médica que me operaba en que deseaba despertar de la anestesia como Brad Pitt, o como Gregory Peck. Grande fue mi sorpresa cuando me quité las vendas y vi que en realidad era clavado a Pepe Pótamo. Intenté reclamar, pero lo que me dijo la médico fue demoledor.: "Pues tú espera, porque a partir de mañana con el hematoma que se te va a poner en los ojos, vas a parecer el mapache aquel que jugueteaba con Pocahontas". Temblé, o quizá tembluve, pues los verbos en -ar inopinadamente se conjugan así. Ahora, mi futuro es ser una mezcla de un hipopótamo de Hannah Barbera y un mapache de Disney. Un hipopache, o un mapapótamo, no sé. Un monstruo de serie B que acecha en las noches del barrio del Calvario. Saldré con la máscara más cara, nadie sabrá de mi identidad. Nunca regresaré a la docencia: ser monstruo serie B mola bastante, solo hay que ver cómo me miraba la gente por la calle al salir de la clínica.
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