sábado, 7 de enero de 2012

La piel que evito (2) y otras cosas


Pues sí, al final alquilé el DVD y me puse a ver La piel que habito, y, con toda franqueza, creo que Carlos Boyero, aun con su partidismo innegable (o, mejor dicho, "detractorismo"),  tenía toda la razón. Un auténtico fiasco, un bluff de dimensiones homéricas. Esta película es un disparate en sí, y los minutos desde que aparece un personaje lamentable llamado O Tigrinho hasta que Banderas se lo carga son de lo más demencial, absurdo y ridículo que he visto en mi vida. Almodóvar ha querido ampliar el espectro y hacer un thriller, pero le ha salido un churro descomunal, además, para más inri, con pretensiones pseudoartísticas (cada plano intenta ser un plano memorable, enmarcable, indeleble... pero eso solo lo hacía bien Kubrik). Lo más increíble es que me puse a ver la película con la intención de ser positivo, y enmendarle la plana a Carlos Boyero... Pero al final, me apunto a Boyero (eso ha sonado mal, pero que muy mal). Creo que estas navidades me han sentado mal.


   Otro que evita su piel es el insólito Iñaki Urdangarín. El cerco se estrecha, los documentos salen a la luz y la inquietud se acrecienta en la Casa Real, porque difícilmente se puede exculpar a la infanta Cristina, con sus firmitas y todo en documentos comprometedores. Bendito seas, Marichalar, pensará ahora the king. Y por cierto, otro efecto colateral sorprendente del caso Iñaki es que toda España, por primera vez en la historia, ha querido saber qué decía el rey sobre el asuntillo en su adormecedor mensaje navideño. Y habló con una claridad que me dejó estupefacto, para ser un mensaje adormecedor de Nochebuena. Yo del Iñaki me quedaba en los iuesei, no vaya a ser que me pase como al  de Wikileaks, o a Polanski. Tela marinera, el Iñaki. Y eso que solo hizo FP2, que llega a ir a la universidad, y crea él solito otra crisis global a lo Lehmann Brothers (me olvidaba: nuestro nuevo ministro de economía del flamante gobierno Rajoy trabajaba para esta empresa: tela marinera, o, dicho en inglés, "sailor's fabric").


   Por último, felicidades al pueblo burgalés de Huerta de Rey, agraciado con esa siniestra lotería en la que nadie confía llamada como una perturbación meteorológica: El Niño. Sale en El País de hoy un artículo sobre los peculiares nombres de pila de ese pueblo. Sin ir más lejos, una de las agraciadas se llama Digna Marciana, igual que yo me llamo Miguel Ángel. Qué triste niñes aventuro, llamándose así, como si fueras el señor Spock. Y aparecen otros nombres, comunes allí, que yo, en mi vida había oído: Filogonio, Austricliniano, Burgundofora, Filonila, Quintilia, Especioso, Canuta... Dioses, qué suerte no haber nacido en Huerta del Rey, Burgos: seguro que mis hermanos y yo seríamos Crescencio, Ursicino, Cristeta y Restituta, como poco.

¿Qué tal los reyes? Los borbones, muy bien, ya sé, pero ¿los de Oriente?

1 comentario:

Paula dijo...

Hola Miguel :
¡Qué bien que estés de vuelta !
Primeramente, feliz año.
Anota que Urdangarín estudió también en la prestigiosa ESADE e hizo también UN máster ( y mira si le cundió, llega a hacer más y ni te cuento.)
Por cierto en Almagro ( pueblo de mi padre por cierto ) hay en una rotonda una escultura de color rojo en honor a Almodóvar que quita el hipo ( a la gente del pueblo no le gusta nada de nada, imagínatela en un pueblo de color albero y almagro lleno de iglesias, palacios, conventos, encajes de bolillos y porras ! )