
lunes, 31 de mayo de 2010
Carta breve a Ramo

miércoles, 26 de mayo de 2010
El chalet

Esta fue la casa de los encuentros, la casa del jolgorio, el vino, las canciones, la casa del verano, de la libertad. Durante mi niñez sobrevivía precariamente durante el curso, siempre a la espera de la casa de la playa, siempre aguardando los veranos largos, no siempre tórridos, siempre excitantes, aquella llegada al tomar la curva, ver a unos niños campamenteros haciendo guardia en el campamento Paco Leis de la OJE, ahora Albergue Xuvenil de la Xunta, ver las contras rojas de la casa, el poche de piedra, correr a los pinos de atrás, aspirar aquellos olores potentes a vegetación, y correr a la playa, la playa de todos los años, de toda la vida.
Armstrong


lunes, 24 de mayo de 2010
El mes más cruel
Uno de los inicios más famosos de la historia de la poesía mundial es "April is the cruellest month", el inicio de La Tierra Baldía" (The waste Land, 1922), del norteamericano nacionalizado británico T.S.Eliot, y premio Nobel de literatura. Este comienzo es una parodia de los primeros versos de Los cuentos de Canterbury de Geoffrey Chaucer, lo cual es una declaración de intenciones. Muchas veces uno se fascina con algo que no tiene nada que ver con él, y aquí hablo de ideología, pues Eliot era antisemita y ultraconservador. Sin embargo, esa aventura que es su poema, esa busca de una estuctura ancestral que dé sentido a su tiempo (la Europa de entreguerra) es uno de los viajes más bellos de la historia de la literatura. Eliot propuso una nueva búsqueda del Grial para purificar y regenerar la sociedad: resucitó los clásicos etrnos, citándolos constantemente en ese collage o palimpsesto que es La Tiera Baldía. Es una poesía oscura, tanto que él mismo, en una decisión sin precedentes, dispuso un glosario para aclarar muchas de las fuentes y de sus intenciones, e incluso citó las obras antropológicas de las que se nutrió para construir el amazón del poema: La Rama Dorada de Frazer, y Del Ritual al Romance, de Jessi Weston.
sugeriría que viera "Tom y Viv", film que trata de la tormentosa relación de Thomas Stearns Eliot (neurótico, impotente, huidizo...) con Vivianne Haywood, su esposa (una mujer inteligentísima y totalmente desequilibrada), relación cuyas aristas se muestran en el poema. Willem Dafoe hace un papel impresionante en la película. Y para los valientes, animaos a leer "La Tierra Baldía". Puede que os confunda, que os irrite, pero es difícil no caer presa del embrujo que producen las palabras de Eliot, "palabras poderosas", como bien definió el crtico Harold Bloom. Nadie dijo que fuera fácil.domingo, 23 de mayo de 2010
¿De qué se ríen?


viernes, 21 de mayo de 2010
Cambios de imagen
jueves, 20 de mayo de 2010
Son of Sam, breve historia de un asesino en serie

martes, 18 de mayo de 2010
El fin según David Monteagudo
Hacía años que un libro no me enganchaba de la manera en que me ha enganchado Fin, de David Monteagudo (ed. Libros del Asteroide). El comienzo me recordó a Diez Negritos, por lo del encuentro de diversas personas en un lugar aislado; en este caso, es un grupo de amigos que se reúnen después de 25 años. El autor describe a la perfección la personalidad de cada uno de los personajes, y cuando uno cree que el clímax se va a alcanzar a través de la catarsis de las relaciones personales, un hecho cambia radicalmente la historia, y lo que parecía una novela tensa sobre la condición humana se convierte en un viaje de pesadilla hacia la nada. Y si primero hablé de Agatha Christie, ahora casi debo hablar de la pesadilla en que se constituye el último libro de Cormac McCarthy, La carretera. Y además hay un aspecto que me ha maravillado en la novela: la descripción de la naturaleza, tan ajena al devenir humano, enfatizada por un narrador testigo que nos relata con técnica cinematográfica lo fútiles que son nuestros actos ante algo mucho más poderoso. Me dolió acabar la novela, lo mismo que me costaba dejarla por las noches a sabiendas de que se hacía tarde y al día siguiente había que madrugar. No puedo menos que recomendarlo encarecidamente: es como pasar una maldición, al estilo de The Ring: el que tome la novela en sus manos quedará atrapado, y se sentirá obligado a recomendárselo a otro, tal vez para liberarse de esa desazón terrible que te va dejando a medida que progresas.lunes, 17 de mayo de 2010
Dos versiones de canciones de los 80


viernes, 14 de mayo de 2010
Un puñado de amor de Antony

http://www.youtube.com/watch?v=CImsEJHYyv4
¿Significa algo "Escalera al Cielo"?

5%
miércoles, 12 de mayo de 2010
Despedida de una nueva promoción
lunes, 10 de mayo de 2010
Recordando a Violent Femmes

domingo, 9 de mayo de 2010
Un relato antiquísimo

Hay un relato perteneciente a Las 1.001 Noches que trata sobre la inevitabilidad de la muerte. Hay diversas versiones de este mismo relato, cada una con un origen y un destino del protagonista diferentes, pero básicamente no varían demasiado. Este es el relato, titulado
EL ÁRABE Y LA MUERTE
Había una vez un rico califa en Bagdad que era muy famoso por su sabiduría y su bondad. Un día, el califa envió a su sirviente Abdul al mercado a comprar comida. Mientras Abdul estaba mirando por los puestos del mercado, de repente sintió un escalofrío. Notó que alguien estaba detrás de él. Se volvió y vio un hombre alto vestido de negro. No pudo ver la cara del aquel hombre porque la tenía cubierta por una tela, pero sí sus fríos ojos. El hombre le estaba mirando fijamente y Abdul comenzó a temblar.
—¿Quién eres? ¿Qué quieres? -preguntó Abdul.
El hombre de negro no respondió.
—¿Cómo te llamas? -le interrogó nerviosamente, de nuevo, Abdul.
—Yo soy… la Muerte -le respondió el extraño secamente, y se fue.
Abdul dejó caer la cesta de la compra, se dirigió corriendo al palacio y entró deprisa y corriendo en la habitación del califa.
—Lo siento, señor. Tengo que dejar Bagdad inmediatamente -dijo Abdul.
—¿Por qué? ¿Qué ha sucedido? -preguntó el califa.
—Acabo de encontrarme con la Muerte en el mercado -replicó Abdul.
—¿Estás seguro? -le interpeló el califa.
— Sí, completamente seguro. Estaba vestido de negro y me miró fijamente. Voy a ir a la casa de mi padre en Samarra. Si voy ahora mismo, estaré allí antes de la puesta del sol - dijo Abdul.
El califa notó que Abdul estaba aterrorizado y le dio permiso para ir a Samarra.
El califa estaba perplejo y no entendía nada de aquel asunto, pero, como tenía mucho cariño a Abdul, se enfureció mucho porque su criado había sido atemorizado por el extraño del mercado. Entonces decidió ir allí a investigar aquel oscuro asunto. Después de un rato, el califa encontró al hombre de negro y le increpó:
—¿Por qué atemorizaste a mi sirviente?
—¿Quién es vuestro sirviente? -le respondió el extraño.
—Su nombre es Abdul -contestó el califa.
—Yo no quería atemorizarle. Estaba sorprendido de verle en Bagdad - replicó la Muerte.
—¿Por qué estabas sorprendido? -preguntó el califa.
—Estaba sorprendido porque esta noche tengo una cita con él en Samarra.
viernes, 7 de mayo de 2010
Atrapa a un ladrón (2)
Cosas que nunca sabré ni haré
Ser o estar
miércoles, 5 de mayo de 2010
Nuevas marcas de coches

lunes, 3 de mayo de 2010
La restitución de Héctor Abad

Héctor Abad Faciolince escribió un destacable libro sobre la memoria de su padre, Héctor Abad, médico epidemiólogo y activista por la democracia y los derechos humanos en
Colombia (en la foto superior). El libro es El olvido que seremos. Estas memorias están marcadas por dos hechos luctuosos: las muertes de su hermana Claudia (la pequeña violinista que aparece en la portada) , por un melanoma, y la de su propio padre, asesinado por paramilitares. Héctor Abad se afana en restituir el recuerdo de su padre, un hombre machadiano en el sentido de "bueno en el buen sentido de la palabra", apasionado respecto a las injusticias sociales, cándido en relación con el alcance de sus actos y su propia seguridad, bondadoso en todos los aspectos. El libro es casi una superación del Complejo de Isaac, cuando el protagonista e hijo, ya mayor, sabe que debe romper de algún modo los lazos poderosos que le unen con él, el padre perfecto, divino, ejemplar. Es también una radiografía de la sociedad colombiana durante cincuenta años: arbitrariedades, fanatismo, violencia política y, finalmente, la violencia novedosa de los narcos, ésa en cuya existencia el padre del escritor no pudo ni llegar a creer, tan insondable era para él algo tan cruel como absurdo. El mejor gol, la mejor narración
